A ganar. El equipo espera recuperar su mejor nivel para conseguir un triunfo necesario

TW
0

Miguel Juan Urbano Maó
No es que se trate de una final al uso. El de hoy ante el vicecolista CB Murcia del añorado Chris Moss, no es un partido terminal para el ViveMenorca en el sentido estricto de la palabra, pero sí puede resultar un encuentro trascendente para el futuro inmediato de la plantilla que adiestra Ricard Casas después de lo sucedido en la última aparición en casa ante el Iurbentia Bilbao.

Seis derrotas consecutivas -la segunda peor racha del equipo en la ACB- han provocado sensaciones de resignación, primero dada la talla de la mayoría de rivales, decepción más tarde, e irritación en la última presencia del equipo en Maó. Y es que no ha dolido tanto la sucesión de partidos perdidos como la escasa competitividad que ha ofrecido en varios de esos episodios jalonados con el 'caso' Markota, una carga añadida que el club no ha sabido gestionar de manera que hubiese evitado parte de lo sucedido en las últimas semanas.

La herida abierta entre el equipo y la afición a raíz de sus deficientes actuaciones en el último mes, debe quedar suturada este mediodía con un triunfo obligado frente a un rival de inferior calidad y presupuesto, el Murcia de Manolo Hussein, más allá de la vuelta de Chris Moss a quien los menorquines tributarán, seguro, el homenaje que se merece en los prolegómenos del encuentro.

No se le da bien al Menorca el Murcia al que sólo ha ganado una vez en cinco enfrentamientos en la ACB.

A pesar de que el descontento entre buena parte de los socios respecto al equipo y al entrenador permanece, todos han tomado conciencia de la importancia que supone ejercer, de nuevo, como jugador número 6 para llevar a los jugadores a un clima de comodidad que les permita ofrecer lo mejor de sí mismos. El mensaje que ha trascendido ha sido el que debía ser, es decir, de apoyo incondicional al equipo de toda la Isla desde el salto inicial, e incluso durante el calentamiento.

El ViveMenorca, con el debut en Maó, de un buen jugador como es Marcus Faison, y el muy posible retorno de su exterior más fiable, Marino Bazdaric -probará en el calentamiento su tobillo y decidirá si juega-, debe hacer prevalacer la fortaleza de su perímetro para tumbar a un Murcia que ha perdido ocho de sus últimos nueve partidos y llega inmerso en una crisis muy superior a la que rodea al cuadro menorquinista. Los problemas económicos de la entidad han provocado el retraso en pagos pendientes a los jugadores lo que posiblemente haya incidido todavía más en la marcha descendente del plantel. El base Tomas está cuestionado, según admitía el director deportivo a principios de temporada y, tal y como rige la ley del deporte, Hussein también se halla en la cuerda floja y una derrota podría desencadenar su cese.

En el Menorca la situación no es tan radical bajo el convencimiento de que el equipo lo tiene todo a su favor para arrancar febrero con un triunfo obligado en casa y retomar un sendero más tranquilo en la Liga. Una derrota, sin embargo, tendría consecuencias nocivas que salpicarían en varias direcciones. Jugadores, técnicos y directiva lo saben, de ahí la trascendencia del encuentro para obtener el triunfo, y si es posible, superar el average de 8 puntos que marcó la derrota de la primera vuelta (78-70) en cancha murciana.