Ilusionado. García espera que los medios del CAR le sirvan para mejorar sus tiempos - Archivo

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uan José García es un diamante por pulir. Así lo ven en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallès, Barcelona, un centro en el que cuentan con los recursos y los conocimientos para que los deportistas consigan el máximo rendimiento de sus cuerpos. Al CAR, una de las dos residencias punteras en España en cuanto a natación, no entra cualquiera, hay que haber destacado mucho o tener una progresión y un potencial enormes.

Éste último es el caso de Juanjo García, un nadador del Club Natació Maó del que, por mucho que se haya colgado ya once medallas en campeonatos nacionales, se espera que pueda nadar aún más rápido. Toni Vidal, su entrenador, lo explica así: "Aún no tenía unas marcas como para ingresar, pero le ven margen de mejora". En el CAR saben de los obstáculos que tiene para formarse en Menorca, como la falta de unas instalaciones adecuadas. "Sin esas dificultades, esperan que explote, de ahí el interés", remata Vidal.

"En teoría", afirma Juanjo, "contando con esos medios todos los días, debería tener una progresión considerable". José Antonio Castillo, el director técnico del CAR, así lo cree. Por eso porfió para que aceptasen al menorquín. "Había algunas reticencias: con la crisis económica, hubo quien pensó que sería más razonable apostar por nadadores más contrastados", desvela Vidal, "pero el remate fue el último nacional, cuando mostró una gran progresión respecto al año pasado", bajando su mejor marca.

El chico se incorpora al centro en septiembre. Será para él un cambio en toda regla, de ciudad, de lugar de entrenamiento y de centro de estudios (cursará segundo de Bachillerato en el propio CAR), pero lo afronta con entereza: "Sé que será duro, pero es la manera de mejorar", reconoce. A Juanjo, al poco de que le comunicaran la noticia, le faltaban las palabras. "Aún no me lo acabo de creer", confesó, para añadir que "ahora, voy a disfrutar del verano y después, empezaré con muchas ganas".

Su entrenador reconoce que perder de vista a Juanjo, "por un lado me sabe mal, pero es lo mejor para él". "Es un orgullo que entre allí y podrá desarrollarse mucho", reflexiona. En Sant Cugat le esperan análisis biomecánicos para corregir posturas, sesiones dobles de entrenamientos casi cada día, preparación en el gimnasio... Todo eso y, tal vez, cumplir sus sueños.