David Navarro. El alero del Menorca, ante Romero, no tuvo su día y el equipo echó en falta su aportación habitual en ataqueFlecha DerechaEditando - Photodeporte

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El Menorca Bàsquet ayer, ni quiso ni pudo ganar (79-74). Una primera parte nefasta, la peor de la temporada, y una actuación sobrenatural del alero local Salva Arco (36 puntos) forzaron el cuarto duelo tras un choque trepidante, en el que los de Josep Maria Berrocal llegaron a remontar 23 puntos en contra hasta empatar a 74, pero el Melilla, con su público entregado, gestionó mejor los instantes finales para colocar el 2-1.

Ya sabe el conjunto menorquín lo que debe y no debe hacer para tomar el pabellón Javier Imbroda. La ACB debe esperar.

El Menorca no arrancó fresco, ni acertado ni nada que invitara mínimamente al optimismo. En los primeros tres minutos concedió siete puntos al Melilla, tres ataques fallados y malas sensaciones. Roberto Morentín, desde 6,75, abrió la lata para los hombres de Berrocal (7-3) aunque Arco le replicó al instante (10-3), contraatacó Bravo y Suka dejó claro que a un intercambio de golpes salían beneficiados los locales (13-6). Fue extraño, como si dos pasos hacia atrás.

No había ni rastro de la contundente defensa del Menorca que le ha llevado a ser el mejor equipo en ese aspecto. Berrocal, desesperado y sin encontrar opciones tras rotar a todos sus efectivos, pidió tiempo pero el Melilla se amparó en Arco que firmó un primer acto de ensueño.

El aro repelía todos los lanzamientos del Menorca de una forma descorazonadora y cruel, como invitando a los seguidores menorquines a pensar en lo peor. Y más cuando el base Jorge Jiménez, el hombre más en forma en este play off, cometía la segunda falta. Los 10 primeros minutos se cerraron con un triste 26-12.

No fue mucho mejor el inicio del segundo cuarto. El Menorca no sabía cómo frenar el vendaval azul, aderezado al poco de comenzar con un triple lejano de Arco, desde más de siete metros (32-15). Le cayó como una losa el -17 al Menorca Bàsquet. El único momento en el que los de Berrocal no sufrieron una sangría de puntos fue cuando Arco se fue al banquillo tras jugar 15 minutos 'del tirón'.

Menguaron las cuchilladas melillenses pero el Menorca siguió igual de fallón (43-20, máxima ventaja local). Maquilló en los últimos segundos antes del descanso la SAD hasta lograr el 43-24.

En el paso por vestuarios debían mejorar mucho las prestaciones del Menorca, que había concedido hasta el momento una cantidad inusual de puntos. Además, los jugadores debían hacer las paces con el aro si querían obrar el milagro.

La salida fue correcta. El Menorca arañaba como podía cualquier punto aunque los mínimos rayos de luz topaban contra un Melilla exasperantemente acertado. Llegó a ponerse a 16 de los norteafricanos (47-31) con la apuesta de Berrocal por Coppenrath y Arteaga en el mismo cinco. Pero Arco siguió a lo suyo. Logró su punto 20, el 22... Con el alero dominando desde 6'75 parecía imposible.

Coppenrath cerró el rebote

Pero entonces el Menorca obró un primer pequeño gran paso. Atascó al Melilla en los 52 tantos para llegar a los 39 (-13) a tres minutos del final del tercer cuarto. Coppenrath cerró el rebote defensivo aunque en ataque no acompañaban las sensaciones abusando de un tiro exterior que no entraba. Un palmeo de Odiakosa especialmente motivado dejó el tanteo en un 54-43 para arrancar el último cuarto.

Blanch, desde 6,75, recortó a -10 (59-49) y ejerció de estandarte pero Arco estaba infalible desde el exterior (7 de 8), incluso con Urko delante. Con el 69-59 Berrocal detuvo el partido. El Melilla se resistía a dejar que el Menorca se acercara. Jiménez logró el -5 (72-67 y 74-69), un contraataque de Blanch recortó hasta el mínimo (74-71) y Gonzalo García de Vitoria pidió descanso.

Empató Blanch en un final de infarto (74-74), pero a falta de 17 segundos y con el Melilla (76-74), un 2+1 cometido por Urko sobre Manzano decantó el tercer asalto. 79-74 tras haber errado Blanch un último triple ganador.

El Menorca, había recortado una desventaja de 23 puntos pero se quedaba con la miel en los labios, está obligado a levantarse.