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"Sé que me vas a preguntar lo que me vas a preguntar. Lo entiendo. Y yo tengo mi opinión como todo el mundo...". La frase no acaba ahí, pero antes, Esther Marquès (1978, Ciutadella), quiere hablar de otras cosas. De su trabajo, de sus compañeras, de lo que espera esta temporada que todavía no ha comenzado.

Algo que le ilusiona es ser la capitana del equipo. "Es un reto para mí. Solo lo he sido una vez, cuando estuve en Murcia... Pero así, en serio, es la primera ocasión. Tengo ganas de serlo y me ilusiona, claro que sí". Es un gesto que, a efectos prácticos, "lo que significa es que seré la responsable de todo lo que le afecta al equipo, tanto en la pista durante los partidos como de interlocución de mis compañeras ante los técnicos o el club, por cualquier cuestión que pase... Estoy encantada, pero también es algo normal y corriente".
Su elección no es algo que se produzca porque sí. A nadie se le escapa que es una de las veteranas de la plantilla y que es de la casa. "Bep me lo propuso, y luego lo expuso a las compañeras... Nadie dijo que no, y tan contentas".

Pregunta obligatoria. Los entrenos. ¿Qué tal? "Bien, bien. Hemos mejorado muchas cosas y todavía faltan otras. Tenemos tiempo y progresamos. Luego veremos como se desarrolla la temporada". Las cosas que van bien son "evidentemente ponernos al tono físico necesario para aguantar la campaña que nos espera. Hemos cargado un 80% de pesas para ganar volumen y pasar después a lograr más potencia". Eso en el apartado físico. En el táctico "hemos hecho mucho trabajo en defensa y también en recepción".

La cuestión, conocida, es que toda la plantilla tiene que acoplarse. "Cierto, lo notamos en cosas como que la colocadora y la central se tienen que conocer para tener los automatismos. Eso requiere su tiempo para todos los conceptos: recepción, red, ataque... Poco a poco".

La capitana garantiza que "el equipo llegará en correctas condiciones a los partidos de Supercopa y Superliga", pero lógicamente "todo es progresivo. No es llegar a un partido bien y ya está. Son seis meses de competición intensiva, con el parón de Navidad que después te obliga a una 'minipretemporada' para volver al tono óptimo... Es un trabajo progresivo, que nadie sufra... Luego habrá partidos que saldrán bien y otros que no tanto... Es normal".

Una ojeada al panorama de la Superliga. La sensación generalizada es que el nivel bajará una temporada más. "Sí, es así. Lo que ha pasado es que los clubs siguen sufriendo la crisis económica. No hay fichajes de grandes estrellas y se mira a las canteras y a la gente joven... Es lo lógico y lo que hay que hacer, aunque siempre habrá dos o tres equipos que estén por encima del resto porque tienen más dinero que los demás, por sus patrocinadores o alguien que les subvencione".

Esa terna este año está en Haro, Murillo y quizá Murcia. "Posiblemente sea así, aunque Murcia tampoco es que tenga un gran presupuesto este año, pero sí tiene un gran entrenador que trabaja bien".

Y, evidentemente, el tema que se deja para lo último, porque es espinoso. Y para una jugadora significada como Esther, más todavía. No se puede ocultar que las últimas semanas han sido 'movidas' en Ciutadella entorno a las relaciones entre el club y el consistorio, algo que afecta de rebote al resto del entorno deportivo y social de la ciudad. Esther es precavida. "Mira, si me lo permites... Es mejor que no diga nada, pero tengo mi opinión. No diré nada y mis compañeras tampoco. Lo que nos toca a nosotras es trabajar y competir. Para eso estamos aquí. Lo otro es cuestión de club, y encima es algo que se arrastra de otras temporadas". Insistimos un poco, pero Esther corta por lo sano: "No, lo siento, no voy a decir nada... Solo que se sepa que el tiempo que he estado fuera de Ciutadella he comprobado que la imagen de este club es seria".