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En la línea de meta de la última edición de la maratón de Boston hubo dos explosiones que han causado muertos y decenas de heridos. Según el testimonio de algunos atletas españoles que participaron las escenas de pánico se sucedían y se producían auténticos dramas con la muerte de algunas personas y la visión de heridos tirados en el asfalto.

La maratón de Boston es la más antigua del mundo, cuenta ya con 117 ediciones, el día de las explosiones participaban unos 25.000 atletas y había más de medio millón de personas siguiendo la carrera. Es una tragedia humana y un día de luto para todos los atletas del mundo.

La maratón es una de las pruebas deportivas más dura que existe, los corredores tienen que completar 42,195 kilómetros y es muy seguida por el público en las ciudades donde se realizan. Un día de maratón es un autentico día festivo, la gente sale a la calle a dar su apoyo al titánico esfuerzo de los atletas y alrededor de las maratones se crea un clima lúdico deportivo, el lunes pasado el día de fiesta se convirtió en un drama.

¿Cuales son los motivos para que alguien decida colocar unos explosivos en un acto deportivo matando indiscriminadamente a todo el mundo?, ¿qué nivel de locura, fanatismo, o desesperación conduce a poner unos explosivos para matar deportistas y ciudadanos de a pie? Resulta difícil de computar, resulta muy difícil de explicar, golpear de forma tan cruel el corazón del deporte y de las personas.

Precisamente el deporte, queridos lectores, que en muchas ocasiones ha servido como mediador entre conflictos, que ha funcionado como acercamiento entre los pueblos, que puede, y lo hace, facilitar la comunicación y el intercambio entre personas, culturas y países.

Informan también que una tercera carga explosiva fue desactivada por la policía y no causó heridos, ¿saben donde la habían colocado? en la biblioteca de Boston. Matar ciudadanos que van a hacer deporte o que acuden a una biblioteca es una locura, nada justifica tanta barbarie.

Somos una isla pequeña y muchos temas nos resultan lejanos, pero estoy convencido que ante tragedias de esta magnitud todos estamos de cierta forma afectados. Desde mi modesto rincón un abrazo a todas las familias afectadas y el deseo de que se corran maratones por la paz en un mundo cada día algo más desquiciado.