Medallas y medallas. Bagur suma 11 medallas; a la izquierda, junto a Sebastià Bosch, Fredo Vilafranca, en Wight, y Josep Joan Marqués, en Rodas - Archivo

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Para rey de los juegos IGA, Joan Bagur. No existe otro calificativo más apropiado para definir a este migjorner de 43 años que protege en su casa once medallas conquistadas en sus cuatro participaciones en esta competición interislas, desde Rodas, en 2007, hasta Bermuda 2013. Ningún otro atleta menorquín puede presumir de tamaño palmarés, favorecido, en parte, por su constancia y regularidad en cada una de las cuatro ediciones de estos juegos interislas a las que ha acudido Bagur.

Especialista en tiro al plato, Bagur, cazador de origen lo que facilitó su interés por este deporte, ha incrementado sus registros en ultramar, en Bermuda, con dos nuevas medallas de oro, una individual y otra por equipos junto a Sebastià Bosch en las dos competiciones que disputó. Por tanto hizo el pleno.

Tranquilo y afable pero de pocas palabras, el tirador de Es Migjorn tiene anulada la moral de sus rivales en los juegos IGA aunque en esta última edición coincidieran en las precariedades que ofrecía el campo de tiro, mal construido.

"Era un campo muy difícil porque la visibilidad era muy mala. Había muchos cambios de luz y de color y eso dificultaba que se viera bien el plato; para mi era muy complicado porque yo tiro muy rápido, y si no ves bien el plato es más fácil equivocarse", explica Joan Bagur.

De hecho en la fase de clasificación "tiré bastante mal pero en la final me salió todo lo contrario, íbamos muy igualados con el rival hasta que él fallo los dos últimos platos y yo los acerté, esa fue mi gran suerte para volver a ganar", indica el migjorner que destaca "lo muy competida que fue la lucha por el oro, en cambio por equipos tuvimos mejores resultados y ganamos con más facilidad".

El laureado deportista menorquín debe tener comida la moral de sus adversarios cuando señala que "siempre viene alguno nuevo pero por la general somos los mismos los que competimos".

Bagur no advirtió grandes diferencias en estos juegos respecto a los tres anteriores a los que ha acudido, salvo por la mala ubicación del campo de tiro. "El paisaje sí era diferente pero a mi no me gustó porque no había ninguna zona despejada, siempre casas y jardines al lado"-

Respecto a la estancia en el campamento, Bagur no se muestra tan crítico como los demás, "para quienes hemos hecho la mili fue como volver al pasado y entrar otra vez en el cuartel; había aire acondicionado y dormíamos bien, yo no me quejo", añade.

De cara al futuro, Bagur tiene claro que piensa seguir acumulando metales de los Island Games mientras su físico se lo permita. "Lo primero es lograr la clasificación, pero si lo consigo, pienso seguir compitiendo en Jersey y en los próximos". Y razona su predisposición porque "el tiro al plato no tiene una edad de jubilación, hay tiradores de más 70 años. Solo necesitas estar bien de reflejos y de vista y saber obtener una concentración adecuada para tirar. Con estas características puedes competir hasta que quieras", señala.