El menorquinista Luis Martínez burla la entrada de un rival durante el partido de ayer; el centrocampista azulgrana marcó el único gol local y fue partícipe en las mejores acciones ofensivas - Gemma Andreu

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El Menorca suscribió su segundo empate en casa y de la temporada ante un Nàstic que mejoró su versión colectiva a medida que el partido avanzó, en un reflejo de lo que fue la cita, fragmentada en tres partes claramente diferenciadas. El grupo azulgrana controló en la primera mitad, acreditó el suficiente deseo para soportar ciertos embates en los compases iniciales de la reanudación y se atrincheró en el tramo final para la defensa de un empate que en función de la trama se advierte justo pero que incluso peligró. En el añadido, un gol de Romeu tras un saque de esquina fue anulado por estimar el colegiado que se produjo falta sobre el meta Fernando. El criterio arbitral, muy riguroso, evitó lo que habría sido una mayúscula decepción para un Menorca que en cualquier caso sigue sin ganar en los tres partidos que se le contabilizan. Empate agridulce.

Pero el signo definitivo del encuentro escapa en su análisis del difuso campo de la suerte. El Menorca, hasta esa fatídica acción final careció de favor 'externo' alguno. Mas al contrario. Su orden, la creencia en su intención táctica y esa intransferible brega que en apenas unas fechas de competición ya se ha convertido en su principal característica le permitieron anular a un Nàstic que escasamente mostró un par de zarpazos antes del intermedio. En gran medida, a causa del dibujo táctico local.

El Menorca blindó el juego a partir de una medular muy firme, donde amontonó hombres sin conceder espacios y una estructurada línea de presión en toda la dimensión del rectángulo que por extensión le permitió rápidas recuperaciones y de ello una fluidez ofensiva con especial presencia desde los extremos. Sólo falló la definición. Ese fue el guión de la primera mitad, especialmente personalizado en las ocasiones de Ricky, que erró en un par (la más notable en el 35'), y en un previo disparo de falta de Luis Martínez, en realidad esa la primera ocasión del partido a los 7' de juego. El Nàstic, hasta ese entonces sólo inquietó en algún ensayo lejano bien resuelto por Fernando. El Menorca, cómodo en esa dinámica, dispuso su premio el poco de abrir la segunda mitad. Luis Martínez cazó un balón en la 'chica' tras yerro de la zaga catalana y avanzó al Menorca de toque cualitativo y sutil (1-0, 52').

Empezó entonces el segundo capítulo de la contienda. El Nàstic modificó su esquema con la entrada del activísimo Romeu y de Cristian, ganando en verticalidad y con ello en aproximaciones. La primera, un fuerte disparo del citado Romeu desbaratado por Fernando con calidad. El Menorca no le volvió la cara y aceptó el 'tanteo'. Las oportunidades se sucedían y en esas, en una desgraciada acción iniciada desde el flanco izquierdo del ataque visitante, y tras despejar Fernando con contundencia el cuero rebotó en Biel Villalonga y se coló en la malla local (1-1, 67').

Iborra lo intentó de golpe franco en el 70'. También Luis Martínez con alguna incursión desde el costado derecho. Pero el sentido del juego ya estaba invertido y el Nàstic lanzado por los tres puntos, que pudo obtener de no haber topado con un sólido Fernando, heroico en los 10' finales. Lo probaron Gabriel y Cristian y ya en el descuento el omnipresente Romeu, que en realidad burló la ténue salida de Fernando y le batió, considerando el trencilla carga ilegal sobre el meta. Acción dudosa y muy protestada por todo el equipo catalán. En vano. Y polémicas al margen, justo empate, aunque el Menorca sigue sin ganar (1-1). Sensaciones encontradas.