Vista interior del Pavelló Menorca captada desde la grada - L.P.B.

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El próximo viernes día 13 agota el plazo para que las empresas o entidades con intención de asumir la gestión integral del Pavelló Menorca durante el próximo bienio (con opción a un tercer año) presenten sus propuestas ante el Consorcio propietario de la instalación, cuyos técnicos decidirán su adjudicación en función de los baremos establecidos.

Después de dieciocho meses sin uso, el conseller de deportes y presidente del Consorcio, Juanjo Pons, confía en que la antigua cancha del finado Menorca Bàsquet dispondrá de nuevo inquilino en futuras fechas y así lo expone a 72 horas del día D.

El pliego de condiciones para la contratación pública de su explotación, aparecido en el BOIB el pasado 7 de noviembre, excluye el pago de alquiler y de mantenimiento, si bien este último extremo acepta matices.

«Durante las últimas semanas hemos recibido consultas por parte de varias personas, ya fuera para aclarar dudas u otros aspectos y quiero pensar que el viernes habrá alguna propuesta», alude Pons en ese sentido.

El conseller siente un «optimismo moderado» en que dentro de tres días se habrá solucionado lo que desde la muerte de la SAD de Maó se ha convertido en un lastre para las instituciones (a coste anual de unos 700 mil euros a modo de hipoteca).

Asimismo Pons se apresura en «garantizar» máxima transparencia en «este proceso», e incluso va más allá a medida que prolonga su valoración: «tendremos propuestas», impone, si bien rechaza por «cuestiones de ética» desvelar las posibles opciones, «pues no sería justo y podría influir en algunos planteamientos».

Biosport o la mallorquina Unisport Consulting son dos de las firmas que han estudiado la posibilidad, aunque lógicamente no se pronunciarían de manera pública hasta la fecha pertinente.

Igualmente, una empresa de nueva gestación con capital menorquín y mallorquín ha madurado seriamente el extremo. «Una vez tengamos todas las ofertas las analizaremos y los técnicos decidirán», sigue Pons, que descarta pueda producirse un «empate técnico» en el concurso en tanto que los baremos de puntuación precisan lo suficiente para ordenar de arriba a abajo la mejor propuesta (desde la que libere mayor gasto concerniente al mantenimiento, cifrado en torno a los 61 mil euros anuales, la que presente un mejor programa de actividades o incluso la que acredite un plan de promoción más nutrido).

Igualmente, Pons advierte numerosas alternativas con las que optimizar la instalación. «El abanico es amplio, desde actividades deportivas, lúdicas, ferias o propuestas de gestión de espacios concretos», sentencia Pons con optimismo.