Muñoz fue recibido por familiares y amigos a su llegada al aeropuerto de Menorca ayer tarde - Javier Coll

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Este sábado 21 de diciembre quedará marcado para siempre en la memoria del púgil de Ciutadella Frank Muñoz y en la historia del kickboxing español. Este día se celebró el último evento del año de la organización de K1 europea Superkombat en Galati, Rumania, y en el Torneo Heavyweight a cuatro competía el ciutadellenc Frank Muñoz, que se alzó con el cinturón tras vencer en la semifinal a D'Angelo Marshall, y posteriormente en la final a su compañero Redouan Cairo y en un combate que necesitó llegar al asalto extra para conocer al ganador final. De esta manera, Muñoz se convertía en el primer púgil español en llegar a la cima mundial de Superkombat, mostrando su exquisita madurez deportiva y personal.

Frank Muñoz, que fue recibido por una multitud de familiares y amigos ayer por la tarde en el aeropuerto de Menorca, cerró una velada espectacular y que comenzó con susto puesto que en la semifinal ante D'Angelo Marshall empezó perdiendo el primer asalto, mostrándose sorprendido por el físico rival. Pero Muñoz fue de menos a más, y acabó ganando fácil los siguientes asaltos.

Ya en la gran final ante su compañero en Amsterdam, Redouan Cairo, -con quien comparte a Mousid Akhamrane como entrenador-, Muñoz tuvo de técnico a Xavi Moya, sintiéndose un tanto extraño. Y tras tres primeros asaltos muy igualados y competidos, se tuvo que usar el llamado 'extra round', en el que el ciutadellenc fue superior a su homónimo.


Muñoz, eufórico y feliz

A su llegada a Menorca el púgil de Ciutadella no podía ocultar su felicidad, más tras el acogedor recibimiento que le dispensó su gente. «Esto es increíble. Estoy muy feliz por lo que he logrado porque además de llegar a la cima de Superkombat, para mí supone sacarme una espina que tenía clavada en las finales ya que en el último tramo de los eventos tenía mala suerte, y el sábado fue diferente», señalaba Muñoz nada más aterrizar en la Isla. Para La Pantera de Menorca, las claves fueron «la mentalidad con la que competí, de siempre creer en mí, la dirección de Xavi Moya, y llegar en mi mejor momento deportivo y personal en cuanto a madurez, de plenitud física y mental», admitió entre vítores y aplausos.