El exconseller de Deportes, Juanjo Pons, en el centro de la imagen durante un acto

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La causa originaria de que la Isla no albergue la edición de los Island Games en 2019 reposa en que IGA Menorca no se encuentra en disposición de presentar, todavía, el plan estratégico que la organización exige como precepto imprescindible para la firma del convenio que compromete la organización del evento. Causas jurídicas y económicas generaron la referida demora, ante lo que desde la Isla, según explica el exconseller de Deportes, Juanjo Pons, se pidió un plazo «de tres-cuatro meses» para perfilar el estudio, a lo que el órgano internacional se negó, advirtiendo además de su decisión de buscar un enclave alternativo para dar cobijo a la última cita del presente decenio, lo que desde Menorca «se comprendió y aceptó».

La presunta alternativa, en cualquier caso, todavía no ha surgido, por lo que el propio Pons no descarta –aunque las expectativas en ese sentido no son elevadas– de que la Isla, si en los meses a devenir resuelve la coyuntura, recupere su condición de anfitriona para 2019.

«Tuvimos varias conversaciones con IGA durante el último mes, pues nos exigían firmar ya el convenio de 2019. Remitimos un escrito en el que pedimos algo más de plazo para presentar el plan estratégico del proyecto –que incluye informes sobre las sedes, instalaciones, alojamiento, voluntariado...–, pero nos dijeron que no, que debía cerrarse ya», explica el hasta hace escasos días conseller de Deportes, Juanjo Pons. La causa de la tardanza en la elaboración del plan –que lleva a término Pere Calafat–, admite Pons, es «que estamos pendientes de una serie de avales jurídicos y económicos, por eso pedimos el aplazamiento a tres-cuatro meses». «Pero ya había un cierto retraso e IGA nos advirtió de que no podía esperar más», añade el exconseller. Un ultimatum que se ha hecho efectivo en toda la regla.


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