Ona Carbonell pasa los veranos en Es Murtar y vemos cómo prepara el pregón de las Fiestas de Gràcia 2016 | BiniTV

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Un año más, Ona Carbonell Ballestero (Barcelona, 1990) acude fiel a su cita con el verano insular. Rostro emblemático y de referencia de la natación sincronizada española, también una de las atletas más seguidas durante los recientes Juegos Olímpicos, como si de una insobornable rutina vital tratara, a cada gran competición que disputa la sobresaliente deportista catalana sucede un periodo de «desconexión», como ella misma gusta referir, en Cala Es Murtar, su residencia y enclave predilecto de una isla, nuestra Menorca, por la que rezuma sincero amor. Así lo verifica su regular e ininterrumpida presencia veraniega, tanto como la dicción de un discurso en el que no repara en loas hacia una Roqueta de la que siente ser parte.

Y aunque en apariencia resulte el que en pocas semanas agota un verano más para Ona, con su acostumbrada ración de Isla tras su brillante participación olímpica (aunque no reconocida en forma de conquista a modo de metal), su elección para pronunciar el próximo 6 de septiembre el pregón que abrirá las Fiestas de Maó 2016 convierte el actual en un estío de lo más inusual. También de lo más ilusionante y emotivo. De ello hablamos, además de revisar su todavía cercana participación en Río, con Ona Carbonell.

Ona, un verano más en Menorca, ¿quizá la mejor terapia después de una competición tan exigente como son unos Juegos Olímpicos?
— Sí, la verdad es que después de cada competición, ya sea Mundial, Europeo o Juegos Olímpicos, necesito desconectar y para mí Menorca es ideal, sobre todo Maó, que es donde he estado toda mi vida, es precioso a nivel de paisajes, también de comidas, pues en la Isla recupero los kilos que he perdido –matiz en tono distendido–, y sobre todo la gente, aquí tengo amigos menorquines de toda la vida, desde que era muy pequeña... para mí la Isla es el rincón que tengo para desconectar y recargar las pilas de cara a la nueva temporada.

Justo tras competir en los JJOO de Río manifestó estar contenta con el papel realizado –quinto puesto–, pero el no lograr medalla, ¿fue una decepción?
— Fuimos a los Juegos con dos objetivos; uno, conseguir esa medalla tan deseada, y otro, devolver a la sincro todo lo que ella nos ha dado, intentar hacerla crecer haciendo algo que nunca se hubiera visto, innovar, emocionar a la gente, al público... y ese segundo objetivo lo conseguimos, pues el público de Río vibró y estuvo con nosotras al ciento por ciento, y aunque evidentemente nos habría gustado volver con una medalla, también es bonito ver en una competición que fue muy bestia, con mucha competencia, como luchamos hasta el final con rivales muy fuertes.

¿Falló algo, fueron los jueces o simplemente que las rivales mostraron un gran nivel?
— No hay que buscar culpables, así es el deporte, a veces se gana y otras se pierde, y en ese sentido tampoco creo que hayamos perdido, sino que volvemos sin la medalla, pero con una experiencia muy gratificante, emocionamos a la gente, que es lo bonito de este deporte. También fue un cúmulo de cosas, la 'sincro' está evolucionando muy rápidamente, las rivales son muy buenas y mira, así es la competición.

Tras Londres 2012 estalló el conflicto con Anna Tarrés, pero en Europeos y Mundiales posteriores se continuó cosechando medallas, luego, su ausencia no justifica el no conseguir metal en Río, ¿no?
— Mira, el papel del entrenador es importantísimo, pero al final se necesita un equipo de nadadoras muy buenas para seguir arriba, y lo que nos hemos encontrado durante ese ciclo olímpico es que se han producido muchos cambios generacionales, la media de edad del equipo es muy joven en comparación a la del ciclo olímpico de Londres, ahora mismo esta nueva temporada, no sé cuanto será, pero quizá sea de 17 años, cuando antes era de 27, y eso son diez años de margen para adquirir experiencia, madurar, ampliar los conocimientos... en Barcelona hicimos un Mundial espléndido, en el Europeo hicimos cuatro medallas... al final, el deporte es así, es muy difícil que siempre haya un Rafa Nadal o un Pau Gasol, no siempre puedes estar arriba. Excepto Rusia, en la sincro nadie se mantiene. Japón estuvo unos años arriba, después bajó mucho, ahora vuelve a estar al alza, Estados Unidos igual...

En función de lo que me comenta, entendemos que el futuro español en la disciplina está garantizado.
— Hay mucho talento, pero hay que esperar, ver como evoluciona. Es difícil decir que pasará en Tokio 2020. Por ejemplo, yo en cuatro años pasé de ser suplente en los JJOO de Pekín a ganar una medalla de plata en el duo en Londres. En cuatro años pueden ocurrir muchas cosas, pero cabe ver como evolucionan las chicas.

¿En general, como valora el papel del deporte español en Río?
— De muy positivo, se han ganado muchos oros, desde Barcelona '92 no se lograban tantos, el papel de España ha sido buenísimo, lo he disfrutado mucho. Además han sido unos Juegos muy bonitos, al margen de lo que se dijo de Río y de Brasil, las instalaciones muy bien, la comida muy buena, la gente muy amable, mucha seguridad y España ha hecho un gran papel en todos los sentidos, tanto en masculino como en femenino.

¿Cuál es el siguiente reto que le sobreviene?
— El próximo reto es el Mundial de Hungría, el verano próximo. A largo plazo, Tokio 2020, aunque todavía queda muy lejos.

Sin embargo antes le aguarda un reto de máxima envergadura, al menos para los menorquines, pues será la pregonera de las Festes de Gràcia de Maó, ¿lo esperaba?
— No, la verdad es que me sorprendió. Antes de los Juegos me llamó la alcaldesa y me hizo mucha ilusión, aunque también me generó algo de respeto, quiero estar a la altura, pues yo en el agua, todo lo que quieras, pero fuera de ella... pero para mí es un honor poder pronunciar el pregón de este año. Menorca es muy especial para mí, me siento como adoptada por la Isla, ya que desde que nací paso mes y medio al año aquí, me hace muchísima ilusión. Para mí Maó, el puerto de Maó, el centro de Maó, sus calas... es todo excepcional. También tengo un amigo, Isma, que es caixer en las fiestas de Maó, otros muchos amigos que estarán allí...

Iba a preguntarle si se siente en parte menorquina, pero casi me lo ha respondido...
— Sí, sí, y tengo aquí algunos de mis mejores amigos. Albert, Roberto, Vanessa...

¿Y se ve, en el Pla de sa Parròquia dirigiéndose a cinco mil mahoneses?
— Bueno... no pienso demasiado, ya me lo encontraré, pero sí me veo, aunque sobre todo espero que sean unas muy buenas fiestas, que todo el mundo se lo pase bien y disfrute, que para eso están.

Además de la natación sincronizada, tengo entendido que su otra pasión es el diseño de moda. Es evidente que aún es joven y le queda recorrido como deportista, ¿pero su futuro después del deporte se encamina hacia ese mundo?
— Sí, tuve la suerte hace cuatro años de poder participar en el diseño de los bañadores de la selección, que llevamos en los Juegos, el Mundial, el Europeo... para mí es como empezar en este mundo. Me queda poco para terminar la carrera, y me encanta el arte, el diseño, la moda... creo que es muy importante, paralelamente a tu vida deportiva, cultivarte, ir a la universidad... y como eso es algo que me apasiona, no me será muy difícil.

Además de la natación sincronizada, ¿le gusta algún otro deporte?
— Me gusta el ballet, y el ping pong se me daba bien, aunque en otros deportes soy muy patosa.

¿Y cuáles son los hobbies de la próxima pregonera de las fiestas de Maó?
— Pintar, el cine, que me encanta, y también la música.