Llonga. El delantero del Penya Ciutadella, que no tuvo una tarde inspirada, persigue un balón; abajo un despeje de Marcos | Kika Triay

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Ni el mismo técnico del Penya Ciutadella, Dani Mori, quiso encontrar excusa alguna al pobre empate 0-0 conseguido ayer ante un Manacor que demostró en el Municipal de Son Marçal el porqué de su clasificación actual, penúltimo en la tabla. Pese a recuperar a Melià y Raül Capó y jugar ante un rival de menor entidad los ciutadellencs en ningún momento estuvieron finos; casi inexistentes delante, a excepción de algún tramo de la segunda parte, y algo espesos atrás, a pesar de la bisoñez mallorquina. No obstante, el signo del partido podría haber variado por completo si a los siete minutos de partido, en la ocasión más clara del choque, Zurbano hubiera entrado en las mallas de Mateo un balón con veneno que acabó dando en el palo izquierdo del meta visitante. Una lástima porque sería la única ocasión entre los tres palos de la primera mitad y de los dos equipos. Fueron unos primeros 45 minutos muy aburridos en los que ya de inicio se vio a un Manacor que venía a por el empate a cero.

No sería hasta el minuto 20 cuando llegaría una ocasión en la que Enrich perdonaba a boca jarro tras saque de esquina. El partido estaba muerto, falto de ritmo para los intereses del Penya Ciutadella, ante un equipo visitante que no daba ninguna muestra de poder superar al portero ciutadellenc Aarón, mero espectador prácticamente. Poco antes de llegar a los vestuarios -lo mejor que podía pasar para ambas escuadras de cara a refrescar ideas y reconducir su juego-, ninguno de los dos equipos buscaban ya pisar área, dejándolo todo para la segunda parte.
Fue en la reanudación del encuentro en el Municipal de Son Marçal cuando ambos equipos, sin variar demasiado el entretenimiento del encuentro, lograron llegar más el área rival.

Intención
El conjunto ciutadellenc, que acumula con el encuentro disputado ayer tres jornadas sin ver portería- volvió al terrero de juego dispuesto a mandar y ser el mayor generador de ocasiones. No obstante, como también advirtió su preparador, ayer no era su día. El Penya ganó en presencia arriba pero sin lograr definir ni inquietar a Mateo.
De hecho, fue el mallorquín Nofre quien a los 56 minutos perdonaba casi solo ante Aaron. Susto para la parroquia local. Consciente Mori de que no salían las cosas dio entrada primero a Urbina por Melià y luego a Rioja y Manolo, por dos inoperantes, ayer, Zurbano y Llonga. En el minuto 68 Peña a punto estaba de poner el 1-0, rozando el palo derecho en un partido sin dueño en su juego y con el Manacor que empezaba a inquietar, aunque solo a balón parado. Fue el último cuarto de hora cuando el Penya encerró a su rival en el área desde los saques de esquina o faltas y la falta de acierto o la poca fortuna impidieron romper el 0-0. Una lástima para el Penya que se encalla en casa.