Ana Belén Pérez e Irene Cano fueron las únicas que se salvaron de la quema general en un partido pésimo. | Foto R.M.

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Poco mereció ayer Avarca de Menorca en Pamplona. La superioridad del GH Leadernet Navarcable fue manifiesta de principio a fin en un partido que estaba llamado a ser la piedra de toque ideal para preparar la Copa de la Reina de la semana que viene. Pero si se aspira a algo en Canarias, mucho tendrán que cambiar las cosas porque el equipo de Bep Llorens resultó ser blando en ataque, poco consistente en defensa y con muchos -demasiados- errores en el saque. Datos más que suficientes para explicar lo que sucedió anoche en Pamplona.

El primer set se esfumó en un abrir y cerrar de ojos. Lo que tardó en aparecer el equipo por el pabellón navarro. Y eso que las de Llorens habían arrancado con toda la intención de plantar batalla ganando el primer punto y mandando en el electrónico en las primeras igualdades, pero la gasolina duró poco. Tres saques defectuosos antes del 6-6 inicial y después una pájara de las que duelen fueron suficiente para echar a perder el set, porque las menorquinas encajaron un doloroso parcial de 12-0 en el que el saque de las navarras las destrozó. El 18-7 del electrónico decía que Menorca había llegado tarde al choque. A pesar de todo, se consiguió maquillar algo el resultado con las apariciones de Ana Belén Pérez y sobre todo Irene Cano, que se echó el equipo a la espalda en ataque.

Lo que había quedado claro era que el GH Leadernet Navarcable se estaba tomando muy en serio el partido y que la ex de Menorca, Therese McNatt conocía a la perfección como hacer daño, como su técnico, el también, ex del Ciutadella, Chema Rodríguez. La estadounidense terminaría el partido con 18 puntos en su haber.

Algo de eso debió comentar Llorens a las suyas en el entreacto porque en el segundo Menorca afinó la recepción al saque de las navarras y pudo construir algo mejor. De nuevo tomó la iniciativa, pero al borde del primer tiempo técnico, el poderío de las de Pamplona en la red comenzó a surtir efecto. Y de nuevo el equipo se sumió en la impotencia. Por más que lo intentaban Raquel Brun o la temperamental Beatriz Vázquez, parecía que éste no era su día. Ni el suyo, ni el de ninguna porque del 7-7 se pasó al 16-11 y de ahí al definitivo 22-11, en dos series en las que la recepción de las locales adivinaba prácticamente siempre donde caerían los remates.

En el tercero cambió el panorama. Las de Ciutadella quisierondemostrar que sabían hacer las cosas bastante mejor que lo que habían expuesto. Irene Cano se erigió en la protagonista. No escondió el brazo y buscó insaciablemente los puntos débiles pamploneses. Además estuvo certera en el bloqueo. De su potencia llegaron las primeras ventajas y el contagio al resto de sus compañeras, que comenzaron a creerse que algo se podía rascar. Así, se llegó al 5-8 del primer tiempo técnico. Pero de nuevo se vació el depósito. Pamplona se puso por delante con el 14-13 a base de saque y bloqueo y con una excepcional McNatt, encarriló el partido para llevarlo plácidamente hasta el final. El Menorca llevaba ya un rato pensando en la copa.