La formación del Avarca de Menorca 2020-21 quiere pisar fuerte esta temporada yse citó en la rotonda del calzado, en Ciutadella. | Josep Bagur Gomila

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Decía el presidente del CV Ciutadella, Andreu Hernández, durante la presentación de la Supercopa de España, que el Pavelló Municipal se ha convertido ya en la ‘catedral’ del voleibol español femenino, por sus innumerables finales que ha acogido. Sin embargo, esta tarde (17h) el Avarca de Menorca de Bep Llorens, tiene ante sí una brillante oportunidad para romper su particular maleficio, ya que nunca todavía ha podido levantar trofeo alguno ante su parroquia. Por eso, la gran final de la Supercopa que enfrenta esta tarde al subcampeón de la Copa de la Reina de Ciutadella y de la Liga Iberdrola frente al CV Sayre –que coge el testigo del extinto Logroño – coge un carácter todavía más ilusionante.

Esta tarde se dirime en el Pavelló el primer gran título del año y el conjunto ciutadellenc lleva semanas ya trabajado en su empeño por lograr lo que es el gran sueño de la familia del CV Ciutadella y del grueso de las componentes, tanto las veteranas del Avarca como las recién llegadas, que en parte, dieron el ‘sí’ quiero a Llorens sabedoras que tenían este gran título al alcance de sus manos. Enfrente hoy, un Avarca con cuatro caras nuevas y con la gran duda de la central Laura Monzón, que ayer probó de ejercitarse pero sigue siendo duda; frente al Sayre, que recién llegado de la Superliga 2, ha mantenido la estructura del ascenso –ya con dos colombianas en sus filas– y además ha contratado otras tres extranjeras; entre ellas, Wanda Banguero, que dejó huella en Ciutadella el año pasado pero a la que en Ponent no pudieron renovar, por causas económicas.

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