La afectación de la crisis ha sido, y es, profundamente asimétrica en función de la naturaleza de las actividades productivas. Aquellas más centradas en servicios de proximidad, o que requieren una interacción social, se han visto duramente castigadas. Otras actividades, que pueden suplir parte de su funcionamiento a través del uso de tecnologías, se han mantenido o incluso se han visto favorecidas. En consecuencia, se han puesto de manifiesto numerosas limitaciones y disfunciones del sistema económico.

Las cooperativas han probado ser particularmente resilientes a las adversidades económicas, proporcionando un ejemplo de funcionamiento trascendente para el diseño de respuestas a la crisis.

En esta línea, según los datos del Registre de Cooperatives de les Illes Balears a fecha de 31 de diciembre de 2022 hay 330 cooperativas registradas: 215 cooperatives de trabajo asociado (de ellas, 52 microcooperativas), 49 cooperativas agroalimentarias, 12 cooperativas de servicios, 12 cooperativas de iniciativa social, siete de consumidores y usuarios, siete cooperativas de explotación comunitaria de la tierra, 20 cooperativas de viviendas, cinco cooperativas de transporte y dos cooperativas integrales.
En 2022 se constituyeron 19 microcooperativas de trabajo asociado, una cooperativa de trabajo asociado y dos microcooperativas de explotación comunitaria de la tierra, lo que representa un 6,6% del total de cooperativas registradas. En cuanto a las cooperativas de trabajo asociado creadas en 2022, representan un 10,23% del total de cooperativas registradas.

Es importante destacar que en Eivissa y Menorca se han creado, proporcionalmente, el mismo número de microcooperativas que en Mallorca. Sin embargo, es importante la difusión y el fomento del cooperativismo en Menorca, Eivissa y Formentera, donde el número de cooperativas es inferior al de Mallorca.

No podemos contabilizar el número de personas socias (no tenemos los datos), pero sabemos que la reforma laboral ha influido a la hora de incorporar nuevas persones socias, puesto que la mayoría de personas contratadas han pasado a ser cooperativistas: la convocatoria de ayudas del Gobierno por incorporación de personas socias se ha visto incrementada con una partida extraordinaria para hacer frente al incremento de socios nuevos en las cooperativas (de los 90.000 euros iniciales ha pasado a los 410.000).

Las cooperativas y microcooperativas de trabajo asociado están presentes en todos los sectores, hecho que confirma que cualquier actividad puede ser cooperativizada.

De los datos analizados se deduce que el cooperativismo de trabajo asociado es el motor que impulsa el cooperativismo en Balears, tanto por el número de cooperativas registradas como por el crecimiento exponencial de los últimos años, especialmente gracias a las microcooperativas, lo que demuestra que los proyectos de empresa cooperativa se hacen con pocas personas, pero no por eso son menos estables y rentables.

Para el 2023, el cooperativismo deberá asumir nuevos retos y abrirse a nuevas oportunidades, especialmente a partir de la aprobación de la nueva Ley de Cooperativas. En temas que preocupan a la sociedad en general como es el acceso a la vivienda y el consumo de productos de primera necesidad, el cooperativismo ofrece la opción de las cooperativas de viviendas y las de usuarios y consumidores.
Las primeras permiten acceder a una vivienda digna a partir de criterios igualitarios, éticos, equitativos y sostenibles.

Respecto a las cooperativas de usuarios y consumidores, en 2021 se crearon dos cooperativas, hecho que dio un impulso al cooperativismo de consumo. Es necesario aprovechar esta fórmula para crear cooperativas gracias a las cuales se pueden consumir productos básicos con precios justos y con criterios sostenibles.

En resumen, podemos concluir que 2022 ha sido un buen año para las cooperativas, que se han manifestado como motor para una economía transformadora.