Esta es mi nueva colaboración con este magnífico Anuario, en el que tengo el honor de estar desde el principio, y siempre he llenado el texto de numeritos y porcentajes, de crecimientos –los años buenos– y de «crecimientos negativos» cuando las cosas no funcionan como nos gustaría.

No quiero perder el tiempo en destacar unos datos de afiliación realmente espectaculares para Balears. Nuestras islas, con sus 458.000 afiliados, son de las comunidades en las que el aumento de la afiliación ha sido mayor, con una variación anual a diciembre de 2022 del 3,95%, respecto el mismo mes del año anterior, y pese a que el dato de ese mes no sea el más significativo.

Este año, como he señalado al principio, es necesario destacar dos cuestiones que resultan claves para entender nuestro mercado laboral: la primera sería el efecto que el Real Decreto Ley 32/2021 de la reforma laboral; y la segunda, algo que no escapa a nadie, que son los problemas para la contratación de trabajadores y estabilidad de las plantillas.

En cuanto a la reforma laboral hay que destacar que ha tenido aspectos positivos y, como no puede ser de otro modo, también negativos. Como aspectos positivos destacaríamos que fue fruto del apoyo, tanto de sindicatos, como de las patronales, algo no muy habitual. Aunque fruto de este consenso hay temas claves que han quedado sin resolver. Existe cierto acuerdo en que la reforma ha creado cierta estabilidad, en el mercado de trabajo, en el sentido de que ahora el trabajador sabe que su trabajo es estacional pero sabe que –en principio– va a ser para la misma empresa, cuando las necesidades productivas así lo reclamen. Asimismo, esto supone una mayor protección jurídica para los trabajadores, pues ya no tienen que acudir a la inspección de trabajo o los juzgados para que se les reconozca una continuidad de sus contratos.

En cualquier caso, y como he comentado anteriormente, no se terminan de dar soluciones a los problemas de nuestro mercado laboral, pese a que se nos vendan con cierto triunfalismo las bondades de la reforma. Es decir, no se resuelven los problemas de la temporalidad de nuestro mercado de trabajo porque la razón última de ésta es el modelo productivo turístico, por definición ligado a la estacionalidad. Por ello, hay más contratación indefinida, pero se han disparado los despidos de esos trabajadores mal llamados «fijos». Es cierto que las indemnizaciones son mayores.

Por último, ahora las estadísticas tienen que reinterpretarse porque ni todos los fijos son «fijos», ni todos los que no aparecen en las listas del paro están efectivamente activos. Vamos a esperar a ver cuál es el método que finalmente se impone para valorar la evolución de nuestro mercado laboral, teniendo en cuenta esta circunstancia.

El otro gran problema –como no– son los problemas a la contratación. El rechazo de muchos trabajadores a venir a Balears por el elevado coste del nivel de vida y la dificultad de acceso a la vivienda. Esto ha hecho que los establecimientos hayan tenido que adelantar las contrataciones, con el aumento de costes que eso supone o hayan tenido que cerrar esas unidades productivas menos rentables. Si a esto le sumamos, por ejemplo, que en las islas menores la temporada es de poco más de seis meses, esto hace que aceptar trabajo en dichas islas tenga un menor atractivo.

Al no poder resolver el problema nos estamos encontrando con incremento de la presión sobre los trabajadores, por la falta de incorporaciones, una mayor presión sobre los salarios (con independencia de lo que digan los convenios), menor experiencia de los que aceptan incorporarse, menor productividad y mayor precariedad laboral en forma de riesgos laborales por la impericia de los de reciente incorporación.l