Adrián Fiorenza, ex rockero

Los viejos rockeros ¿nunca mueren?
No mueren, se transforman. Dicen que en la naturaleza del hombre hay dos cosas que nunca cambian, una la pasión por la música y la otra por tu equipo de fútbol. El resto es variable, se puede cambiar de país, de ideas políticas, de coche e, incluso, de mujer, pero en el caso de la música es más difícil porque se lleva en esencia.

En Menorca se le identifica claramente como técnico del Valeriano Allés, pero pocos saben de su faceta musical, aquí en la Isla, ¿la sigue cultivando?
Por una parte aún estoy en permanente contacto con la banda Presagio, no han dejado de ser mis compañeros y sigo su día a día desde Menorca. Y por otra, soy un gran coleccionista de música de una forma desaforada. Estoy escuchando música todo el tiempo, inclusive en mi trabajo, aunque eso sí, fuera del pabellón; y también en mi despacho, durante la preparación de las citas deportivas o musicando el vídeo de los partidos que más tarde entrego a mis jugadoras.

Pep Guardiola motivó a sus jugadores con Coldplay, ¿y usted?
El año pasado editamos un disco con una selección de temas que cada miembro del equipo escogió a modo de canción que más le identificaba. Lo distribuimos entre toda la plantilla y entre algunos de los aficionados. Luego lo pinchábamos durante el calentamiento, en la previa de los partidos.

Habla de un coleccionismo musical desaforado, ¿cuántos discos tiene?
Ufff!, quedaron muchos vinilos en casa, pero afortunadamente gracias a internet los he ido recuperando. Hace poco enumeré alrededor de 9.000 archivos que guardo en mi disco duro en formato digital.

¿A qué suena Presagio?
Es una mezcla de la música de los ochenta. Siempre nos gustó el rock duro, pero con melodía. Hemos tenido influencias muy heterogéneas, desde Kiss, Europe o Bon Jovi a The Cure.

¿Quién fundó la banda?
Andy Buonfrate, cantante, compositor y guitarra; y yo. La primera maqueta de Presagio la grabamos nosotros dos. Andy y yo nos conocimos en la mili, a los 18 años.

Por su experiencia: ¿qué es lo más duro del mundo de la música?
Lo más difícil es dar el salto de que te escuchen tus amigos y familiares a que te siga una audiencia mayor en los grandes circuitos radiofónicos, lo que en España serían Los 40 Principales. Romper esa barrera también es muy complicado en Argentina.

¿El alma de un rockero tiene un plus de libertad?
No sé si es más libre, pero lo que es cierto es que la música te ayuda a transportarte por lugares que en la realidad cotidiana no podrías alcanzar. La música te permite volar.

Acabe la frase: "El pop rock menorquín es..."
Un descubrimiento. Conozco muy poca música, pero ahora estoy empezando a escuchar a grupos de aquí. Me gusta muchísimo el disco que acaba de sacar Bep Marquès, "Cançonetes"; la calidad del trabajo de Cris Juanico. Y últimamente también escucho la espectacular voz de Joana Pons.

Una canción que siempre le acompañe.
"Live to Win" de Paul Stanley, un tema del cantante de Kiss de su carrera en solitario.

¿Descarta por completo la idea de formar aquí una banda?
Tengo "mono" por volver a tocar, pero ahora mi trabajo me imposibilita dedicarme en mayor medida a la música. Para hacer algo hay que hacerlo bien, independientemente de que se haga bajo un objetivo profesional o amateur. Ahora mismo en Menorca no dispongo de tiempo. El "mono" me lo quito cuando cada año viajo a Argentina y me pongo a tocar algunos temas de Presagio con los chicos en el local de ensayo.

"A Cor Obert" acaba aquí. Gracias por sus respuestas. Díganos, ¿cuál es su sueño?
Poder decidir con libertad qué quiero hacer, cuándo y dónde. Hoy eso es muy difícil porque siempre estás atado a las responsabilidades y obligaciones de todo lo que te rodea.