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Sábado de piratas. Los corsarios conquistan Maó. Tara-tara-tara-taraaa... Cantar junto a ellos llena el espíritu del público que abarrota el Principal. Ya se sabe, en tiempos de crisis la rebeldía es una necesidad. Lleno hasta la bandera y rostros expectantes por las buenas críticas cosechadas en Ciutadella. Nadie quiere perderse cómo Frederic (interpretado magistralmente por Joan Taltavull) gira la tortilla de sus principios. La obra no defrauda, es de lo mejor que he visto en la Isla en los últimos años con sello cien por cien menorquín.

Mari Genestar es una directora como la copa de un pino y Joan Mesquida hace lo propio al frente de la Banda. Un dúo de talento y éxito que debería repetir más a menudo por el bien de los espectadores. Cabe mencionar también la excelente adaptación del texto original a cargo de Joan F. López Casasnovas. Todos a una conforman un brillante equipo escénico que lleva a su terreno "Es Pirates", de W.S. Gilbert & A. Sullivan.

Tal ha sido la celebridad de estos bucaneros modernos, -que se ven las caras con la mismísima Guardia Civil-, que su nave leva anclas rumbo a Mallorca y Valencia. Una merecida travesía para este grupo de corsarios buenos. Y digo buenos pues parece que los hay con más peligro. Jaume Matas y sus asuntillos con la Justicia, -sin ir más lejos-, hielan la sangre a cualquiera-. ¿Cómo llamarle?. Me quedo con la afirmación del magistrado Castro: "El señor Matas ha venido a burlarse de los simples mortales". Ojo al parche que, según el juez, el ex president se veía por encima de la Ley, cual pirata de los de antes.