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Le había perdido la pista años atrás y hace unos meses afortunadamente volví a localizarlo en casa cuando me hallaba en plena tarea de reordenación de mis papeles y libros sobre periodismo. En una estantería repleta de volúmenes reapareció "Periodisme en temps difícils. L'Escola del CIC (1964-1974)", libro editado en Barcelona en 1989 para conmemorar los 25 años de la fundación y fructífera actividad académica desplegada por este centro, una escuela que marcó un cambio muy significativo en la enseñanza del periodismo en España y donde tuve la suerte y satisfacción de adquirir mi primera formación profesional.

La Escuela de Periodismo de la Iglesia de Barcelona, que dependía de la homónima existente en Madrid, fue la alternativa privada escogida por unos 230 alumnos que, por diversas circunstancias, en los años 60 optaron por este centro docente en lugar de la Escuela Oficial de Periodismo controlada por el régimen franquista y con aulas abiertas en la capital del Estado y en la Ciudad Condal. Aún no habían nacido las facultades de Ciencias de la Información. La Oficial de Barcelona impartió sus enseñanzas entre 1952 y 1963: tras cerrar durante unos años, el Ministerio de Información decidió reabrirla en 1968 –año del Mayo francés– para intentar replicar la pujanza y penetración que protagonizaba la Escuela de la Iglesia en la sociedad catalana.

En el caso catalán, la apuesta de la Iglesia fue muy clara: Había que formar periodistas para la libertad y la democracia. Miquel de Moragas, quien ejerció de activo secretario, explica en el libro cómo se gestó la Escuela de la Iglesia barcelonesa que impulsaron Joan Alemany, sacerdote y director del centro, y Rosa Farré, directora general de la Institució Cultural del Centre d'Influència Catòlica (CIC). Moragas, catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona, relata que el Ministerio de Información quiso mantener adrede la enseñanza del periodismo fuera de la Universidad para así ejercer un control político más estricto sobre los futuros profesionales de la información. Un hecho que paradójicamente hizo posible que la Escuela de la Iglesia de Barcelona pudiera esquivar muchas de las presiones decretadas por el ministro Manuel Fraga Iribarne y su Dirección General de Prensa. Además, hay que constatar una lamentable incongruencia: La Escuela Oficial que dirigía el falangista Juan Aparicio dependía del Ministerio de Información y no de Educación. No obstante, conviene precisar que la mayoría de sus alumnos sólo aspiraba a conseguir el título de periodista o ver reconocido oficialmente el trabajo que ya desempeñaba en diversos medios, una mayoría que no comulgó con la carga ideológica del Movimiento Nacional imperante.

Profesores
Al hojear y releer de nuevo este volumen conmemorativo, he vuelto a rememorar los nombres de numerosos compañeros y profesores con quienes pude compartir unas gratificantes vivencias –algunas ya imborrables– en las aulas del edificio de Vía Augusta 205. Por el claustro profesoral de la Escuela del CIC desfilaron los más destacados periodistas catalanes de la época así como un nutrido grupo de entusiastas profesores que procedían de la Universidad barcelonesa. La lista de nombres fue muy extensa. No obstante, en primer lugar debo señalar que entre ellos figuraron cinco de los ocho fundadores del Grup Democràtic de Periodistes constituido en 1966, año en que se promulgó la Ley de Prensa de Manuel Fraga: Josep Maria Cadena, Josep Faulí, Mateo Madridejos, Josep Pernau y Pere Oriol Costa. (Por cierto que, pese a vestirse con el ropaje del aperturismo, la Ley Fraga fue tremendamente restrictiva y dio pie a la dictadura al secuestro de numerosas publicaciones y a la imposición de fuertes sanciones económicas a un buen número de empresas y periodistas). Pero también quiero mencionar a otros profesores que dejaron una huella decisiva entre el alumnado y concretamente entre los estudiantes que integramos la cuarta promoción, es decir, la que comenzó sus estudios en el curso 1967-68 y se graduó en 1971 una vez superada la reválida en la Escuela de la Iglesia de Madrid y los exámenes finales en la Escuela Oficial madrileña.

Así pues, entre los responsables de asignaturas y seminarios figuraban Santiago Nadal (era el redactor jefe de internacional en "La Vanguardia" y consejero de don Juan de Borbón) y Jordi Ventura (Universitat de Barcelona) como profesores titulares de historia; Carlos Nadal (hermano de Santiago que también trabajaba en "La Vanguardia"), el ya citado Mateo Madridejos ("El Noticiero Universal" y en años posteriores "Tele/eXprés" y "El Periódico de Catalunya") y Miguel Ángel Bastenier (ejerció durante unos años en "El Periódico de Catalunya" y posteriormente fue contratado por "El País") impartían política y relaciones internacionales; Wifredo Espina ("El Correo Catalán") y Antonio Álvarez Solís (otro redactor jefe del periódico del conde de Godó) ilustraban sobre el análisis de la política nacional; Manuel Ibáñez Escofet ("El Correo Catalán" y años más tarde director de "Tele/eXprés") ofrecía una completa visión sobre la política de Catalunya y el funcionamiento interno de las redacciones; Antonio Figueruelo ("El Noticiero Universal") y Josep Tarín Iglesias ("Diario de Barcelona") se responsabilizaron del seminario sobre política municipal e instituciones ciudadanas; Manuel Vázquez Montalbán (quien se había iniciado en el oficio en la Prensa del Movimiento, concretamente en el matutino "La Solidaridad Nacional") y Jordi Estivill (Universitat de Barcelona) aportaron sus valiosos conocimientos y estudios sobre sociología y movimientos sociales; Pere Oriol Costa (subdirector de "Tele/eXprés") fue el introductor del análisis hemerográfico de la prensa, método mediante el cual se examinaba la coherencia tipográfica del diario en su conjunto (lo que hoy es el diseño) y se valoraba la selección y jerarquía de sus contenidos; Josep Pernau y Antoni Roma cubrían las clases de técnicas de composición tipográfica (el primero sería años después director de "Diario de Barcelona" y "Diario Femenino" y posteriormente el firmante de la exitosa columna "Opus mei" en "El Periódico de Catalunya"; y el segundo era subdirector de "El Correo Catalán"); el derecho y el régimen jurídico específico de la prensa iba a cargo de César Molinero, a la sazón redactor jefe de local en "La Vanguardia"; Lluís Izquierdo (Universitat de Barcelona) y Josep Faulí ("Diario de Barcelona") fueron los lúcidos especialistas en literatura y Enric Jardí en historia del arte; Eugeni Giral y Carles Gasòliba impartían la asignatura de economía; Josep Maria Cadena ("Diario de Barcelona") era el profesor de documentación, mérito incuestionable en una época en que todavía no existía internet ni había nacido por supuesto Goo­gle; Pere Lluís Font, Jaume Lorés y Joan Alemany explicaban las corrientes del pensamiento religioso y la doctrina social de la Iglesia; el filólogo Joan Solà se responsabilizó de la enseñanza de la lengua catalana; y Llorenç Gomis, cofundador de la revista "El Ciervo" y durante muchos años editorialista en "El Correo Catalán" y "La Vanguardia", impartía redacción y géneros periodísticos, una asignatura obviamente fundamental.

Compañeros
Han transcurrido 43 años desde que iniciara mis estudios en la Escuela del CIC y gracias al libro ahora recuperado vuelve a la memoria –memoria histórica– la relación de mis compañeros de promoción. Recuerdo que de los cincuenta matriculados en el primer curso terminamos la carrera unos treinta. Muchos abandonaron para centrarse en sus estudios universitarios de Derecho, Filosofía y Letras, Economía u otras disciplinas. Por razones de espacio no transcribo la lista completa, pero he de citar los nombres de dos mallorquines ya fallecidos: Pere Bosch Fiol, a quien ya dediqué un artículo en estas páginas, y Antoni Ramis Rebassa. Por cierto, que este último, un llucmajorer muy apreciado, abandonó los estudios de Periodismo para dedicarse a su carrera de Derecho; posteriormente participó en la vida política balear y fue senador del PSOE. Otros compañeros que frecuentaban las aulas del CIC fueron Jaume Guillamet, titular hoy de la cátedra de Periodismo de la Universitat Pompeu Fabra, quien en 2001 vino a Menorca para impartir una conferencia en Ciutadella en el marco de la celebración de los 60 años de "Es Diari"; Anna Balletbó, quien tras su paso por TVE se dedicaría a la política y fue diputada del Congreso por el PSC-PSOE; Juan Pedro Bator, colega navarro que trabajó unos años en nuestro periódico; Lluís Bonada, en la actualidad reconocido crítico literario y con amplia trayectoria en la revista "El Temps"; Javier de Dalmases, quien se convertiría en un buen cronista de ciclismo en las páginas de "El Mundo Deportivo"; Alfonso Soteras, ya fallecido, quien fue subdirector de edición de "La Vanguardia" [el diligente amigo Alfonso me enviaba por correo postal a Ciutadella las notas de mis exámenes al finalizar en junio los sucesivos cursos]; Antoni Llaberia, quien si no se ha prejubilado debe seguir en la redacción de TV3; José Antonio Martínez Puche, sacerdote dominico que tras graduarse marcharía a Madrid para trabajar al cabo de unos años en la sede de la Conferencia Episcopal Española; Ramon Miravitllas, quien primero ingresó en "El Periódico de Catalunya" y posteriormente optó por la televisión y la radio; Margarita Rivière, quien creo recordar cursó asimismo Sociología, es autora de varios libros sobre moda y colabora en "El País"; Javier Nart, abogado que participa en tertulias televisivas; Antoni Reig, quien comenzó a ejercer en la sección de información internacional del "Avui" y años más tarde pasó a dar clases en Bellaterra; Albert Turró, fornido jugador de rugby en su juventud que ha sido durante unos años redactor jefe en "La Vanguardia"; Carmen Sánchez Larraburu, autora de magníficos reportajes en el "Diario de Barcelona" de las etapas de Manuel Martín Ferrand y Josep Pernau; Josep Francesc Valls, desde hace años subdirector de la edición catalana de "El País"; o el columnista y crítico teatral Joan de Sagarra, quien se fumaba sus buenos puros en el bar de la planta baja.

Otros alumnos
En el CIC de Barcelona cursaron Periodismo naturalmente otros muchos alumnos de las restantes promociones que, tras graduarse, ocuparon o todavía desempeñan cargos directivos en distintos medios de comunicación. Aquí la relación también podría ser exhaustiva. En este apartado cabe anotar los nombres de Antonio Franco Estadella, durante muchos años director de "El Periódico de Catalunya"; Josep Maria Casasús y Josep Maria Sòria ("La Vanguardia" y anteriormente en el desaparecido "Tele/eXprés"); Lluís Bassets, director adjunto de "El País"; Ramon Barnils, ya fallecido ("Tele/eXprés" y varias revistas); Rosa Mora, responsable de cultura en "El País"; y Andreu Claret Serra, que fue delegado de Efe en Catalunya.

Recuerdo asimismo mi cordial amistad con José Antonio Rosell y Enric Bañeres, con quienes trabajé en "Diario de Lérida" y que años más tarde asumirían respectivamente la dirección de "El Periódico de Andorra" y la jefatura de deportes de "La Vanguardia"; mi amistad igualmente con Mariano Palacín, quien muy pronto fue contratado como jefe de prensa de RENFE; y con Willy Soler Summers, compañero en "Diario de Mallorca" que perteneció a la primera promoción de la escuela. Otros alumnos del CIC fueron, en fin, los televisivos Manuel Campo Vidal y Mercedes Milá; Oriol Domingo, veterano redactor de información religiosa de "La Vanguardia"; Enrique Vila-Matas, quien acertó al elegir con éxito el oficio de escritor; el mallorquín Pere Bonnin (agencia Efe) y Salvador Alsius (TV3). Un hecho destacable es que al cerrar la Escuela en 1974 numerosos profesores y varios ex alumnos ya graduados pasaron a engrosar el claustro de la Facultad de Ciencias de la Información de la UAB.

Ofertas laborables
En sus diez años de existencia la Escuela de Periodismo de la Iglesia de Barcelona cumplió con creces su misión docente al brindar una formación muy útil a los periodistas que nutrirían las redacciones de diarios, revistas, agencias, emisoras de radio y televisión en los años difíciles del final del franquismo y la consiguiente transición hacia la democracia. La gran mayoría de los graduados pudo aprovechar las numerosas ofertas laborales que ofrecían en aquella época las empresas periodísticas. Todavía no se había registrado la masificación de las universidades. Grata memoria histórica.

Ahora resta por saber cuántos profesionales salidos del CIC de Barcelona podrán –podremos– celebrar en 2014 los 50 años de un centro que supo introducir un cambio muy positivo en la enseñanza del periodismo en nuestro país. Aunque es justo reconocer y proclamar que el Instituto de Periodismo de Navarra, creado en 1958 bajo la tutela del Opus Dei, apostó igualmente por una notable renovación pedagógica. Porque hasta entonces la enseñanza que impartía la Escuela Oficial en sus sedes de Madrid y Barcelona sólo era provechosa en materia técnica, ya que en su vertiente ideológica no despertaba expectativas ilusionantes entre su alumnado. Por razones harto comprensibles.