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Disculpen las molestias, pues en la entradilla de este artículo se cuela la de San Blas. Si Pilar Rahola señala que cuando un político quiere vender un producto tiene que estudiar a Belén Esteban es que la Tierra es Marte y los humanos ya hace tiempo que mutamos a marcianos. Preocupante es la actitud televisiva de la que vocifera "¡MA-TOOO!", pero más angustia produce que una encuesta popular la sitúe –de presentarse a las Elecciones– como líder de la tercera fuerza más votada por este país. Hasta aquí la bazofia social instigada por aquello del pan y circo de la pequeña pantalla.

A partir de aquí, en esta era de vertiginosos y radicales cambios en la comunicación, escritores y editores rinden su alma a Twitter y Facebook. Paulo Coelho, Vargas Llosa o Javier Marías pasan a morar nuestro mismo barrio por obra y gracia de las redes sociales. De todo este tinglado subyacen los comportamientos virtuales con enlace directo entre lector y narrador. Dice Alejandro Jodorowsky que para él los twits son "la literatura actual: rápida, profunda, gratuita, efímera, colectiva, una maravillosa aventura espiritual, poesía pura". Si embalarse por la red es el futuro de las letras modernas, ¿por qué extrañarnos de que comparen a la "Princesa del Pueblo" con Evita Perón? Definitivamente, vivimos en Marte.