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Recuerdo que la primera vez que escuché a Mastodon sentí cierto miedo, respeto por ese sonido torturante y asfixiante. March of the Fire Ants (Remission, 2002) no era precisamente uno de esos singles que son radiados en las emisoras de medio mundo; pomposa música para dulces oídos que anhelan suaves caricias y canciones de amor. Nada más lejos de la realidad. Originarios de Atlanta, GA, Mastodon son los últimos de su especie, o bien podría decir los primeros de una nueva era dentro del Metal. Lo cierto es que por un motivo u otro, supieron evolucionar desde las catacumbas sonoras hacia una propuesta un poco más "suavizada", mezclando elementos del heavy metal más clásico, de hachas como Slayer, speedicos como los primeros Metallica y esa oscuridad casi indigerible de Venom. A su vez, como buenos amantes del rock clásico, inyectaron a su música ese toque épico del llamado actualmente prog, conocido por mis contemporáneos como rock sinfónico, algo así como Black Sabbath meets Pink Floyd.

Agitaron lentamente la coctelera, dejando que esos líquidos metálicos añejaran, suavizando la composición, endureciendo el alma y sobre todo, convirtiendo la música en algo realmente eterno. No es gratuito que un disco que no tiene todavía 24 meses de vida tenga el privilegio de aparecer en este rincón de los discos imprescindibles, pues de hecho fue el mejor disco grabado en el 2009, catapultando a Mastodon a un estatus que pocas bandas actuales han logrado en la era de las descargas legales.

Crack the Skye es el cielo, la inmensidad de la nada, el no poder abarcar su intensidad con unas simples palabras. 7 canciones que comprenden desde los 3 hasta los 13 minutos, historias de zares, agujeros de gusano, sensaciones que van más allá de lo terrenal, a través de una ejecución simplemente perfecta de la mano de Troy Sanders (voz, bajo), Brent Hinds (voz, guitarra), Bill Kelliher (guitarra) y Brann Dailor (batería).

Esencialmente el disco es un homenaje a la hermana de Brann, Skye, alma que se quitó la vida a los 15 años y que marca definitivamente ese sentimiento pseudorromántico del disco. Es la primera vez que Mastodon susurran en lugar de gruñir desde dentro de sus corazones. Los temas se suceden como entrelazados y de hecho se puede afirmar que se trata de un disco conceptual. Son 50 minutos de sentir existencialista, como cuando uno degusta Ciudadano Kane o Pulp Fiction; sabe desde ese primer segundo que está saboreando ese manjar de los dioses que solamente algunos mortales conservarán para siempre en lo más profundo de su ser.

Destacar alguno de los 7 temas del disco sería cometer una injusticia, pues como pasa con otros discos, Crack the Skye es una unidad, el sonido gigantesco que se perpetua después de los 50 minutos que dura el disco. Nunca más podrás dejar de sentir que será difícil que en el futuro más cercano del metal vuelva a grabarse una obra de esta envergadura.

Contemporáneos como Torche, Baroness, Neurosis o Kylesa, han grabado también grandes discos, pero lo que consiguieron los de Atlanta en el 2009 fue tan inaudito que los que amamos la música desde hace tanto tiempo, volvimos a sentir como cuando descubrimos a grandes como Ozzy Osbourne o Johnny Cash.

Si Stanley Kubrick y Mastodon se hubieran encontrado en el tiempo, Crack the Skye hubiera sido la banda sonora de 2001: Odisea del Espacio.
En algunas ocasiones sobran las palabras.

manuelj_gf@hotmail.com