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Ir por ahí con una lata agujereada no es muy común. Para François Perri no sólo lo es, sino que además con semejante artilugio toma fotografías por todo el mundo. A caballo entre París y Menorca, el fotógrafo francés presenta uno de sus proyectos más personales en la galería Artara de Maó. "Confidences" es el título de su primera individual en la Isla. Un total de 35 instantáneas donde muestra una Menorca estenopeica repleta de sensaciones, abierta al público hasta el 8 de junio.

Laboratorio en un velero
Defensor del "pensar" antes de captar la imagen, Perri trabaja con la fotografía estenopeica desde los años noventa. Pertenece a un proyecto (www.stenope.net) que tiene su base en un velero. "Dispongo de un laboratorio a bordo y he hecho la ruta de Magallanes", señala Perri. Durante su periplo ha enseñado a los más jóvenes otra forma de ver la fotografía. Una vuelta a los orígenes que poco tiene que ver con el cúmulo de instantáneas digitales que copan la retina de las sociedades modernas. "La gente no conoce el principio de la fotografía y mucho menos las nuevas generaciones", dice.

Él mismo construye su equipo con una lata, papel fotográfico y un agujero por el que se filtra la luz natural. Aquí no hay trampa ni cartón; ni visores o nítidas pantallas digitales que permitan visionar la imagen antes de captarla. "Mi visor es el ángulo de 90 grados que forma la luz al entrar en la lata", explica.

"Esta es una forma de trabajar más poética y que te llega al corazón, como las antiguas fotografías de nuestros abuelos". Perri llegó a la Isla en 2005 y hoy la reinventa entre la piedra menorquina y el mar que le apasiona. Su amigo parisino J.R. Geyer califica esta colección como "un mundo telúrico que viene desde el fondo de la tierra, con sus abismos, sus cavidades secretas, sus remolinos coagulados de lava. Al mismo tiempo, el agua hace erupciones aunque muy ancianas, el cansancio de las rocas, cuando las olas buscan los orificios; las piedras que fuerzan los flancos o los excavan. Luego los zambullidos sombríos, abisales".

Razón no le falta. Perri aúna la distorsión de los movimientos y la deformación de los paisajes costeros con misteriosas figuras humanas. Le gusta decir que se sale de la realidad a través de la magia.