El ex Ketama actuará en Ciutadella junto a Javier Colina y Bandolero | T.O.F.

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Este viernes es Viernes Santo y, como es tradición, toca jazz. En esta ocasión, combinado con el flamenco, el resultado de la fusión de Josemi Carmona (guitarra), Javier Colina (contrabajo) y Bandolero (percusión), los protagonistas del primer asalto del Menorca Jazz 2016, quienes han elegido la Isla para estrenar la gira de su disco «De cerca» , que salió a la venta la semana pasada . La cita, en el Teatre del Casino Nou de Ciutadella, a las 22 horas.

¿Cómo nace «De cerca»?
— Pues a raíz de que el maestro Colina y yo hemos tocado muchas veces juntos, y de darnos cuenta de que tenemos una misma visión de la música y el mismo objetivo. También decidimos colaborar por admiración mútua; desde que comenzamos a tocar nos dimos cuenta de que un día, más tarde o más temprano, haríamos un disco juntos.

¿Cómo definiría el álbum?
— Lo define un poco el título. La intención es hacer una música sin mucha producción; que la sensación del oyente fuera como si estuviera en el salón de su casa junto a los tres músicos. Sin muchos aderezos, sin fuegos artificiales... Música con corazón, y con un sonido muy real.

Hay quien habla de un trabajo improvisado. ¿Hasta qué punto?
— Hemos partido de la manera en que se trabaja en el jazz y en el flamenco; hay algunos temas flamencos a los que les hemos incorporado elementos de improvisación del jazz, trabajando sobre una rueda de acordes y melodías; para otros temas hemos cogido standards o boleros y los hemos aflamencado en el ritmo. En ambos géneros hay una parte importantísima de improvisación, aunque desde diferentes miradas.

¿Tan cerca están flamenco y jazz?
— Mucho. Es la música de dos pueblos que han cantado sus penas y alegrías. Hoy en día, a partir de Paco de Lucía y otras generaciones, como la de Jorge Pardo, Chano Domínguez o el mismo Colina, y en la que incluso me podría incluir yo mismo, hay un movimiento de jazz-flamenco en el que ambas partes se acercan y tiene como resultado un idioma nuevo que solo se está dando en España. Yo creo que el jazz y el flamenco cada vez están más cerca; hay un lenguaje nuevo que ya tiene su manera propia de sonar.

En el disco hay un tercer elemento, el ritmo latinoamericano...
— Sí. Hay que tener en cuenta que Colina es un hombre que sabe tocar de todo. A nosotros lo que nos gusta es la música con raíz, de pueblo, la música popular, y el flamenco y el jazz lo son, al igual que la música latinoamericana; nos gusta la música con sustancia y con historia.

El disco suena muy tranquilo, reposado...
— Es un disco con calma; un trabajo instrumental, a excepción de la colaboración vocal de La Negra. Está hecho desde el gusto, a fuego lento y con mucho corazón, y esperamos que en los tiempos que corren le llegue a la gente. Nos ha quedado un disco limpio, sin fuegos artificiales. Creo que es un trabajo arriesgado, y nos sentimos muy orgulloso de él.

De Bandolero, ¿qué nos cuenta?
— Es un músico muy versátil, un hombre que viene de la percusión para baile; ha trabajado con Joaquín Cortés, con Canales... Después con Ketama, La barbería del sur.... No hace mucho coincidimos en una gira bastante larga que hicimos con Jorge Pardo, y ahora es la persona que mantiene el fuego vivo para que nosotros podamos jugar. Es una pieza indispensable de este proyecto.

¿Había actuado alguna vez en Menorca?
— Estuve con Ketama, pero hace muchos años. Es un sitio maravilloso y recuerdo a su público con mucho cariño.

Hablando de Ketama, ahora se cumplen 20 años de su separación. ¿Reunión a la vista?
— A día de hoy, cada uno estamos centrados en nuestros proyectos. No hace poco sí que nos lo propusieron y se habló de la posibilidad. Si bien no reniego de ello, y no te digo que no pueda ser, por el momento no creo que se dé.

También se ha dedicado a la producción de artistas. ¿Cómo ve el panorama del flamenco joven?
— Hay que diferenciar el flamenco puro del joven. Yo estoy a favor de los dos. Lo puro es lo que sale del corazón, es importante que se mantenga el flamenco ortodoxo, porque es la raíz. Pero hay que tener en cuenta que el mundo del flamenco está un poco cerrado, cuesta que se le abran las puertas a la gente que viene por detrás.