La directora del festival de danza oriental, Naima Nez, en la edición del pasado año | N.N.

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Hace ya nueve años que la danza oriental ‘veranea’ en la Isla. Un periodo de tiempo durante el que el festival internacional dirigido por la coreógrafa Naima Nez se ha asentado como un evento de relevancia en el panorama cultural menorquín. Y eso es gracias al volumen de gente que mueve la cita: este año el Menorca International Oriental Dance Festival contará con cerca de 300 participantes, entre profesores y alumnos, en su gran mayoría llegados desde fuera del Archipiélago, y muchos de ellos del extranjero.

«Si comparamos la progresión del evento desde que comenzamos hasta la fecha, el crecimiento ha sido excepcional», explica Naima Nez, el nombre artístico detrás de la bailiarina catalana Vanessa Jiménez, afincada en Ciutadella desde hace 18 años. Una tendencia al alza la del festival que va de la mano de Nez y su trayectoria internacional como embajadora del festival que dirige. «En los últimos siete años he viajado intensamente por Europa, América, África y Asia impartiendo seminarios, participando en espectáculos y en muestras internacionales», relata la actriz, a quien le gusta hacer de embajadora de Menorca por el mundo.

Gracias a sus contactos ha conseguido que reconocidos maestros internacionales participen en la nueva edición del festival que se celebrará los días 2, 3 y 4 de agosto, como Faell Rabelo (Brasil), Ailín Puga (Argentina), Pablo Acosta (Argentina) y Ekaterina Oleynikova (Ucrania), entre otros.

Más allá de los talleres formativos programados durante el día, como cada año, el festival tendrá los espectáculos nocturnos en la Plaça des Pins, citas que suelen reunir en torno a 2.000 personas cada edición. Así, el 2 de agosto se subirán al escenario los artistas invitados al festival, cerca de medio centenar entre grupos y solistas; mientras que al día siguiente será el turno de los maestros (ambos shows comenzarán a las 21.30 horas). En su conjunto, defiende Naima Nez, el festival cuenta entre sus objetivos conseguir que «Menorca sea un lugar abierto a la diversidad, que promueva la cercanía del diálogo y la cohesión social a través de la exploración del arte y la cultura».