Cees Nooteboom, en Menorca

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El holandés Cees Nooteboom (La Haya, 1933) recibió este viernes el Premio Formentor de las Letras 2020, dotado con 50.000 euros y concedido a la trayectoria literaria, en la primera jornada de las Converses Literàries, que este año se celebran sin público y se transmiten por internet. El galardonado no viajó desde Alemania por la crisis sanitaria, e hizo el discurso de recepción del galardón de forma telemática. Como miembros del jurado, el bonaerense Alberto Manguel y la norteamericana Judith Thurman tampoco pudieron trasladarse a Mallorca, aunque sí lo hicieron José Enrique Ruiz-Domènec, Alexis Grohmann y Basilio Baltasar.

«Cees estaba ilusionado en recoger el Premio, pero asustado por el viaje, al final no pudo venir», explicó este viernes la traductora del escritor, Isabel-Clara Lorda, quien recordó que «es la primera vez en 46 años que no viaja a Menorca, donde tiene su monasterio particular, donde trabaja y reflexiona, en una isla que ha cobrado más importancia en los últimos años». Baltasar, como presidente del jurado, confirmó que «en abril, descartamos la cancelación de las Converses, como gesto de compromiso y porque debíamos sortear los obstáculos y cumplir nuestras obligaciones».

En su discurso, Nooteboom dijo encontrarse «en un lugar apartado, en una zona rural de Baden Württemberg [Alemania]», y señaló que «la isla en la que se encuentra Formentor es vecina de mi isla, Menorca, que no es mía, por supuesto, pero sí es el lugar donde he escrito gran parte de mis libros y poemas en los últimos cincuenta años». El poeta, ensayista, novelista y crítico de arte suele pasar temporadas en Sant Lluís.

Nooteboom recordó que «mis padres se divorciaron en el último año de la guerra, en aquel 1944 mi padre moriría en un bombardeo de aviones británicos dos meses después, nuestra casa en La Haya sería destruida en este mismo bombardeo, y todavía conservo en mi retina la imagen de aquel irreconocible montón de piedras».

«Desde joven, el escritor aprendió lenguas en la calle, no fue a la universidad, pero recibió una enseñanza media con formación humanista, que le marcó mucho», destacó Lorda. En ese sentido, Nooteboom recalcó que «mi tenaz curiosidad me permitió aprender idiomas mientras viajaba». El literato ilustró con un ejemplo la relación entre la experiencia vivida y su labor como escritor: «Faulkner era un gran desafío y no fue hasta que viajé por el Misisipi y otros estados del sur, que comprendí cuán vinculados estaban la cultura de la América negra y el pasado esclavista, y pude hallar el acceso a su complejo mundo».

De las librerías, Nooteboom aseguró que «la pandemia ha demostrado que el periodo de cierre ha convertido a lectores y escritores en tristes huérfanos, algo que ni Amazon ni internet pueden remediar». Visor acaba de publicar el poemario «Despedida». Poema en tiempos del virus del autor, cuyo último libro es «Venecia: el león, la ciudad y el agua». Según su traductora, es «un recorrido por la ciudad, los museos, y las iglesias, lleno de anécdotas personales y reflexiones, un canto a la belleza y un lamento por la situación provocada por el turismo de masas».