Àngela Vallés, Hector Pons, Conxa Juanola y Jaume Gomila, durante la presentación. | Gemma Andreu

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La creación de nuevos públicos, el fomento del teatro como instrumento pedagógico y ofrecer momentos de ocio para disfrutar con la familia, así como «facilitar el acceso a las artes escénicas a los menores con independencia de sus circunstancias sociales y económicas». Según explican sus organizadores, todos esos factores forman parte del motor del Festival de Teatre Infantil de Maó, que volverá a escena entre el 14 y el 16 de mayo en el Teatre Principal. Entidad esta organizadora de la muestra en colaboración del Ayuntamiento de Maó y la Xarxa de Teatre Infantil i Juvenil de les Illes Balears.

Una cita con el publico familiar que alcanza ya su novena edición y que se ha consolidado como una de las actividades culturales de referencia de la primavera menorquina. En esta ocasión regresa a la cartelera con cinco espectáculos en cartel de lenguajes y registros diferentes. La oferta de este año abarca desde la danza contemporánea al circo, pasando por el teatro gestual y las marionetas.

Se trata de un festival en el que el componente social cada vez está contando con más protagonismo, de ahí la colaboración que los organizadores mantienen con el Centre d’Atenció a la Infància i la Família, cuyos usuarios podrán asistir gratuitamente a todas las funciones. En ese sentido, desde el ‘Principal’ argumentan que «este año está más justificado que nunca hacer viajar la alegría del festival a los colectivos vulnerables» y recuerdan que «el acceso a la cultura es un derecho universal del niño, independientemente de la situación familiar y económica». También se mantendrán las alianzas con el Centre Ocupacional Carlos Mir i Mir, que colabora en la decoración del hall, las escuelas de educación infantil del municipio, el Casal Jove e, incluso, la Residència Geriàtrica de Maó.

Cabe señalar que a diferencia de otros años, en esta ocasión todos los espectáculos se representarán en el Teatre Principal. «Es prioritario garantizar la seguridad sanitaria, evitar la propagación y adaptar el festival a la normativa vigente», explican los promotores. La voluntad, sin embargo, es recuperar en futuras ediciones el espíritu abierto del festival y hacerlo llegar a diferentes espacios de la ciudad, algunos no convencionales, traspasando así los muros del Teatre.

Las cifras de hace dos años (en 2020 el confinamiento hizo imposible la celebración del festival) confirman el interés del público familiar en una cita cultural de estas características. Asistieron más de 3.300 personas, más de 300 alumnos de cero a 3 años de las seis escoletes del municipio y 15 niños en riesgo de exclusión social.

Las entradas de este año solo se venderán a través de la taquilla, traslada temporalmente a Ca n’Oliver, con el fin de facilitar los agrupamientos familiares en los espectáculos.