Los viandantes ya pueden disfrutar de la propuesta del artista exhibida en la fachada de la galería. | Josep Bagur Gomila

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«Una obra de arte en un espacio público es mágica porque la gente toma posesión y se encariña de ella». La frase pertenece Carlos Cruz-Diez y fue pronunciada durante la última entrevista que el artista venezolano (Caracas, 1923) concedió antes de fallecer en París en 2019. El prestigioso creador será esta temporada el protagonista de la oferta cultural de la sede de la Galería Cayón en Maó, cuya fachada luce desde ayer una instalación que lleva por nombre «Inducción cromática a doble frecuencia» y que sirve de aperitivo a la muestra que desde el mes de junio y hasta finales de agosto se exhibirá en la Isla.

Tras un año en blanco por culpa de la covid, el espacio expositivo volverá a abrir sus puertas precisamente con la propuesta que tenía programada para el verano de 2020. «Retomamos la actividad con una ración doble de ilusión», avanzaba ayer Adolfo Cayón, uno de los responsables de la prestigiosa galería con sedes también en Madrid y Manila. A diferencia de temporadas anteriores, en la que el protagonismo estuvo repartido entre las propuestas de diferentes firmas, este año la campaña será monográfica.

Así, con el ánimo de dar continuidad a las líneas de investigación de Cruz-Diez que se exhibirán en verano en el interior de la sala, Cayón recupera una propuesta exterior que ya lució en su sede de Madrid en 2016. Se trata de una pieza pensada para instalarse en fachadas de edificios, compuesta por cinco paneles de aproximadamente 6 metros de largo por 1,40 de ancho, y concebida para verse de lejos. «Según uno se va acercando alejando respecto a la pieza, va descubriendo diferentes colores que no están impresos en la misma, sino que aparecen en nuestras retinas de manera virtual, aunque de una forma tan verdadera como los que están impresos», explica Cayón.

Las investigaciones de Cruz-Diez sobre los efectos del color en esas obras llamadas «inducciones cromáticas» se remontan a la década de los 60 de la mano del afán del artista por llevar el arte a la calle. «El color es un elemento fundamental en su obra», defiende Cayón, «y alrededor de él gira toda su producción». La presencia de su propuesta en Maó, en palabras del galerista, es «un homenaje a la ciudad y a toda Menorca después de un año tan duro; lo que se pretende es alegrar la vida del viandante, hacerle partícipe del arte».

El arte óptico
El artista franco-venezolano, que vivió y trabajó en París desde 1960, está considerado uno de los protagonistas más relevantes del arte óptico y cinético, una corriente artística que reivindica «la toma de conciencia de la inestabilidad de lo real». Sus investigaciones lo revelan como uno de los pensadores del color del siglo XX y su obra forma parte de colecciones de prestigiosos museos como The Tate Modern (Londres), The Museum o Modern Art (MoMA) de Nueva York o el Centro de Arte Georges Pompidou (París), entre otros.

Actualmente, y hasta el mes de junio, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid acoge una exposición en la que se exhiben, bajo el título de «El peso de la forma», sus trabajos como diseñador.