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Desde hace poco más de una semana se está llevando a cabo una nueva campaña de excavaciones en la Cova de Biniadrís, en Alaior, bajo la dirección de las arqueólogas Eva Alarcón y Auxilio Moreno, de la Universidad de Granada, y la antropóloga Marta Díaz-Zurita, de la Universidad de Tübingen. «Tras el parón obligado por la pandemia hemos retomado el proyecto, estamos sumamente ilusionadas porque están saliendo unos resultados bastantes interesantes», asegura Eva Alarcón.

La cueva funeraria de Biniadrís, que tiene unas dimensiones entre los 18 y 22 metros cuadrados, alberga los restos de los menorquines que hace unos 3.000 años poblaron la Isla. El análisis de sus restos determina cómo fueron inhumados y la realización de una serie de prácticas rituales. «Uno de los rituales es la tintura del pelo, cortar mechones de cabello e introducirlos en el interior de una especie de botecitos que llevan unas tapaderas de madera o de hueso trabajado, que pueden estar decoradas o lisas, están colocados en los recovecos de la cueva. Otra parte del ritual es la recolocación de las partes del cuerpo, como es el cráneo», apunta Alarcón.   

Una de las incógnitas sobre los individuos que fueron enterrados en la Cova de Biniadrís durante unos 700 años, concretamente entre 1200 a.C. y 550 a.C., es determinar en qué poblados vivían. «Hay varias hipótesis, nuestro proyecto colabora con otros proyectos de la Isla, sobre todo aquellos relacionados con ADN y movilidad, con análisis de isótopos que marcan patrones de movilidad de poblaciones con la idea de intentar buscar el espacio cotidiano de estas poblaciones. Probablemente sea un lugar de enterramiento que vendrían de diferentes poblados, hay uno que está cerca como es Son na Caçana», señala Alarcón.

Otro dato que aún no se atreven a determinar con exactitud es la cantidad de personas inhumadas en esta cueva, que comprenden a recién nacidos    e individuos seniles. «A pesar de que llevamos cuatro campañas de excavación, lo cierto es que no podemos aventurarnos a decir un número, estamos hablando de muchas decenas de personas, puede ser que más de un centenar».

Tras una semana de trabajos, Alarcón señala que la amortización de la cueva todavía no se ha producido, es decir, se trata de un registro en vertical que tiene una entidad bastante considerable, la secuencia estratigráfica es todavía más profunda. Y en cuanto a los materiales, «están saliendo las típicas paletas que se utilizaban para la tintura del pelo, también muchas tapaderas, otro elemento que personalmente a mi me gusta mucho porque además de forma indirecta nos está hablando de los segmentos de edad de las personas enterradas, que son los botones en perforación en V que salen de todos los tamaños y variedades, los restos de adorno, agujas, punzones, etc., tanto en metal como en hueso trabajado», afirma.