Pablo Bolívar, la pasada semana en Maó, durante la presentación de la novela. | Josep Bagur Gomila

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Desde que un libro de Stephen King cayó por primera vez en sus manos cuando todavía era un adolescente, la idea de convertirse en un escritor comenzó a rondar ya en la cabeza del menorquín Pablo Bolívar (Maó, 1983). Tras años curtiendo su estilo a base de cuentos y relatos en torno a la ciencia ficción, su sueño se ha visto recientemente cumplido con la publicación de su primera novela, «La Alianza Púrpura» (Seleer, 2022).

Al hilo de su presentación la pasada semana en la Biblioteca de Maó, el autor reconocía que poder tener el libro entre sus manos es «algo maravilloso, un sueño desde que era niño». La culminación de un proceso que se inició cuando inmerso en juegos de rol con sus amigos él se encargaba de escribir ya historias de fantasía.

La semilla de su debut literario hay que buscarla en 2017, cuando con una idea en la cabeza tecleó las primeras 25 páginas de «La Alianza Púrpura», pero no pasó de ahí. «Trabajar y estudiar al mismo tiempo me resultaba demasiado exigente», reconoce. Una vez acabada la carrera de Psicología, todo dio un giro y comenzó a tomar forma la pasada Semana Santa.

Fue entonces cuando se puso manos a la obra en serio y en tan solo dos meses tenía escritas las 60.000 palabras de su ópera prima. «La verdad es que fue bastante rápido, me sorprendí a mi mismo por lo fluido que resultó, pero supongo que tiene que ver algo la perseverancia», reconoce. La tarea de crear requiere disciplina, y Bolívar se marcó el ritmo de teclear entre 1.000 y 1.500 palabras al día, pero descansando siempre un par de jornadas a la semana.

Escribir es un proceso laborioso, pero la mayoría de las veces la parte más complicada es encontrar un editor que apueste por una historia. Finalizado el proceso de    revisión, Bolívar hizo un listado de todas las editoriales que aceptaban manuscritos de ciencia ficción, y no tardó en tener noticias positivas por parte de Seleer.

Sobre la historia, baste como adelanto una pequeña pincelada. Se recibe una señal desde el espacio exterior y desencadena una serie de sucesos que permite  poner a los personajes en escena. Estos son un astrofísico, un genio de las matemáticas y una experta en ciencias del comportamiento del FBI y agente de inteligencia estadounidense. La base de una novela en la que hay «un poco de todo», reconoce el escritor, «aventuras, visos de terror y fantasía y acertijos matemáticos». Bolívar también habla de «geometría sagrada».

Acostumbrados a ver cómo se enmarcan las historias con toques de ciencia ficción en un futuro lejano, la del menorquín no lo está tanto. Todo transcurre en 2027. «Escogí ese año porque juego mucho con la numerología. Nada está dejado al azar en este libro; todo tiene un porqué, las fechas, los lugares, las horas... Todo está puesto ahí por algo para que el lector lo averigüe».

Bolívar, que ya está metido en la escritura de una segunda parte, reconoce haber disfrutado mucho de todo el proceso. «Es una motivación intrínseca, que dirían los psicólogos, que es escribir por el puro placer de escribir. Estoy contento porque creo que uno de los trucos para que un libro salga bien es que te guste mientras lo escribes, no tienes que pensar en si le va a gustar a la gente o no», concluye.