La doctora Myriam Ribes, quien ejerce en Menorca (desde el año 2001) y de menorquina, tal y como se siente

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Nacida en Cantabria hace 55 años y con una experiencia clínica de tres décadas, que pasa por Menorca y el Hospital Mateu Orfila, la doctora Myriam Ribes acaba de publicar su segundo libro: «Respira (Aprende a respirar para sanar y cambiar tu vida)». La magia de la respiración consciente, en cinco pasos, con toda la parte científica, la fisiología de la respiración y los órganos y partes del cuerpo implicados. En su primer libro, vinculado más a su especialidad como ginecóloga y sexóloga, «Recupera tu deseo», demostraba ya su capacidad como comunicadora y divulgadora.

¿Cómo surge la idea de este libro?

—De la experiencia personal y de un incansable trabajo por perder peso. Aprendí a respirar bien con mi entrenadora personal, Deli Pons, y la primera sensación fue como si me hubiera tomado un relajante muscular.

Con ella descubrí la importancia que tiene la respiración en todos los ámbitos de nuestra vida, en el bienestar y la salud. Y empecé a investigar.

La respiración consciente es magia, dice.

—Parece magia, pero es ciencia. Tomar consciencia de tu respiración equivale a prestar atención a tu cuerpo y al momento presente. Es entrar en el modo relax y de reparación, en el cual sería normal estar, al menos, un setenta por ciento de nuestro tiempo.

¿Respiramos mal en general?

—Lo hacemos fatal. Pero no es mi intención aquí hacer de otorrino (sonríe). En todo caso, la respiración es un reflejo del modelo de vida acelerado que llevamos. Vamos en modo ‘go, go, go!’. Y siempre en estado de alerta, fruto del bombardeo de información y los mensajes de miedo; sobre todo, durante la pandemia.

¿Cómo se traduce en la respiración?

—Cuando estamos en ‘modo pánico’, como digo yo, lo hacemos deprisa y cogiendo mucho aire. Pero en la respiración, menos es más, y tendríamos que hacerlo de forma más austera, más despacio. Inhalando y exhalando por la nariz siempre, en una respiración abdominal, que implica que el diafragma se contraiga, descienda y se aplane.

Tiene una explicación científica.

—La respiración natural es la abdominal o diafragmática. De forma que se respira hinchando y deshinchando la barriga, permitiendo que los pulmones aumenten su volumen, se llenen de aire y se expandan.

¿Y hay que hacerlo a un ritmo correcto?

—Si respiramos a una frecuencia incorrecta, si entra mucho aire o hiperventilamos, baja el dióxido de carbono. Cuando más ventilamos, menos oxígeno nos llega; al cerebro, a los músculos, a todo el cuerpo

¿Respirar por la nariz es fundamental?

—También es nuestra forma natural de respirar, que hemos perdido con el tiempo; al parecer, con la aparición de la revolución industrial. Respirar por la boca nos hace menos inteligentes. Y además, provoca cambios en la estructura de la cara. Es la fisiología de las personas que piensan menos, porque llega menos oxígeno al cerebro, con la mandíbula hacia atrás y la lengua caída.

¿La respiración es una medicina?

—Si respiramos de forma superficial, mantenemos el estado nervioso o de ansiedad. Si quieres calmarte, lo mejor es pararte y empezar a respirar lento y con poca frecuencia, hasta que el aire abarque la mayor parte del cuerpo; estimulando el sistema parasimpático, y entrando en modo calma de inmediato. Es el mejor «alprazolam» (medicamento para la ansiedad) del mundo.

En el libro incluye un recetario de respiraciones para diferentes estados.

—Todos los maestros de respiración, en los libros que he consultado, tienen sus fórmulas para diferentes estados emocionales o patologías. La respiración es una especie de navaja suiza, una herramienta terapéutica versátil, que puedes utilizar tu mismo para diferentes situaciones.

¿Nos pone ejemplos?

—Hay casos de personas con migrañas, o con enfermedades autoinmunes, que mejoran con la respiración. No cuento nada nuevo en el libro. Estaba allí desde hace miles de años. El poder que tiene respirar bien se nos ha olvidado.