El contrabajista, una de las estrellas del Jazz a la Tardor

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Manuel Álvarez (Barcelona, 1967) tiene esta semana una agenda apretada. Este mismo miércoles, el contrabajista tomará un avión con destino a Londres para ofrecer un concierto con la banda de la que forma parte desde hace años, la de Ray Gelato. Será un fugaz paso por la capital inglesa, ya que el catalán, que reside en la Isla desde 2020, tiene dos citas con el programa Jazz a la Tardor: el viernes en el Ateneu de Maó (20.30 horas) y al día siguiente en el Auditori de Ferreries (20.30 horas). Escenarios sobre los que desplegará el espectáculo «Homenatge a Ray Brown», fruto del disco tributo que grabó en 2012 con material del reconocido contrabajista.

La decisión de instalarse en Menorca fue «pandémica». Tiene una casa en Es Castell, donde acostumbraba a pasar las vacaciones y algún fin de semana largo. «Lo que iban a ser tres semanas al final se ha convertido casi en tres años», confiesa el músico. Un artista a quien la chispa del jazz le surgió bien joven, cuando pasaba con sus amigos, tardes y noches, escuchando grabaciones de la radio. Por aquel entonces ya tocaba el bajo eléctrico y a los 23 se compró su primer contrabajo. A partir de ese momento comenzó a forjar una prolífica carrera embarcado en diferentes proyectos.

Una trayectoria a lo largo de la cual ha ido forjando un estilo propio, y en el que la figura de Ray Brown ha jugado un papel clave. «Es mi ídolo. Es el contrabajista más completo que ha dado el jazz», reconoce. Fue esa admiración la que le llevó a recuperar su repertorio: «He aprendido mucho de él», confiesa,  «Ray Brown llevó el instrumento a unos extremos de virtuosismo brutales», sentencia.

Su admiración por quien está considerado como uno de los músicos legendarios del género, desaparecido hace ahora 20 años, le ha llevado a aliarse con otros dos artistas para conformar el Manuel Álvarez Trío, el pianista Gerard Nieto y el baterista Jean Pierre Derouard, quienes a su vez también procesan una gran admiración por Brown. Álvarez, como muchos artistas del jazz, tiene una especial habilidad para encajar en diferentes formaciones. Un género en el que hablan de improvisación, un término que el contrabajista no comparte al cien por cien, en su caso cree que la clave siempre está «en la comunicación sobre el escenario».

La agenda en 2023 se presenta algo más tranquila que la del año que entra en su recta final. Sigue adelante con Ray Gelato pero su nueva casa, Menorca, le abre el camino a explorar nuevos proyectos, como el Figues d’un altre paner. Un grupo que pivota en torno a la música popular de la Isla y en la que Alvarez se aproxima incluso al flamenco, género por el que también tiene un gran interés. El hecho de haber recuperado su homenaje a Brown ha propiciado que en los últimos meses se haya replanteado algunas cosas, como por ejemplo la idea de volver a entrar en un estudio. «Le estoy dando vueltas a qué es lo que quiero decir con mi propia voz artística», concluye.

El apunte

Los libros de música, otra gran pasión

Con los mismos amigos que comenzó a escuchar música, Álvarez se ha embarcado en una aventura empresarial. Junto a ellos ha fundado Libros del Kultrum, editorial especializada en títulos relacionados con el mundo de la música. «Siempre fue algo que me hacía ilusión al margen de mi profesión», confiesa, «y cuando surgió la posibilidad nos lanzamos de cabeza».

Considera que hay un gran número de lectores que buscan ese tipo de material más especializado: «En España es un mercado por explotar. Un proyecto que gira en torno a la búsqueda de libros editados y traducirlos al castellano. «Hay mucho material que editar», concluye.