El nuevo flamenco jazz, representado por Antonio Lizana Quintet, hizo vibrar al público reunido en el Teatre des Born.    | Bernat Casasnovas

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En una entrevista al compositor, saxofonista, cantaor y gran músico de jazz que es Antonio Lizana le preguntaron qué es lo que más le definía. Con su sonrisa característica, su don de gentes, este joven gaditano nacido en San Fernando en 1983, contestó que definirse sería limitarse. Enlaza con la forma de entender como una sola su música fusión flamenco jazz, que no conoce fronteras. Ni barreras. Imposible ponérselas a quien se ha formado en el conservatorio, con estudios superiores en diferentes estilos y con incursiones musicales variadas en distintos grupos desde su adolescencia.

Pero hay un sentir flamenco de raíz, eso sí; que desemboca, parece que inevitablemente, en una fiesta, la de su quinteto, de jazz. Es lo que trajeron al Teatre des Born de Ciutadella en el concierto del viernes, emocionando al público, prácticamente, desde el primer momento. Con un solo (chorro) de voz rompía Lizana el silencio del escenario, ganándose paulatinamente las palmas, la percusión y el taconeo del bailador auténtico que es este amigo que siempre acompaña al compositor, Mawi de Cádiz. Sus movimientos decoraban de más flamenco el cante, invitando a entrar, con el ritmo, a los demás instrumentos, rendidos todos, al unísono, al jazz. Jazz con todos sus registros, incluida alguna nota de samba. Venía del arte de Lizana demostrado también con el saxo. Y junto a él, el del piano de Daniel García, quien se marcó pronto uno de los primeros solos. Lo hizo con la canción de un disco anterior a «Una realidad diferente», el cuarto, y el que titulaba su concierto dentro de este 25 Menorca Jazz Festival. Era la melodía de «Mi estrella», cuya letra daba cuenta de la sensibilidad de Lizana también al componer esta parte de su trabajo; hablando de nuevos tiempos. Como las de las canciones del que es su último álbum, sacadas antes de la pandemia, casi de forma premonitoria, anticipándose a una nueva realidad. Letras para el mundo actual, que hablan desde la sencillez y la sinceridad; sobre todo, con uno mismo. Y desde la honestidad de una música que parece que le sale del alma al gaditano. Y quizás por eso, no puede limitarse ni como instrumentista ni como compositor. Con el saxo alternando su voz, igual que con el resto de músicos y en transiciones con el bailador, hacían homenaje a bulerías y a maestros del flamenco como Paco de Lucía o Camarón. Pero siempre estaba el jazz de fondo, enmarcándolo todo en este concierto. Un recital que tuvo la guinda final del público haciendo de coro, entonando con el saxo de Lizana la preciosa letra «volar, quieren volar, todos los sueños en la madruga...». El público vibraba, en una especie de metáfora de lo que producía el taloneo en el piso del escenario. La organización, Jazz Obert, Associació d’al·ligàtors, celebraba con un final de grandes aplausos el gran acierto de traer a Antonio Lizana Quintet dentro del programa de su nada menos que 25 festival. Un aniversario que habían alabado antes las primeras palabras de Lizana, cuando, hablando a la gente, agradeció el compromiso de este festival con la música en directo.

Antonio Lizana ha tocado y compartido proyectos con grandes del jazz como Chano Domínguez. Ha conseguido un grammy junto a Alejandro Sanz. Ha dado la vuelta al mundo, casi, desde que en 2012 naciera su proyecto musical. Acompañado, casi siempre, de esta banda con la que conectó con el público des Born; invitándolo a esta fiesta entre amigos que parecía ser el concierto. Con músicos que se superan en directo, como demostraron también los solos del batería, Shayan Fathi, o, al bajo, el iraní Arin Keshishi, venido desde Ámsterdam. Corazón flamenco rendido al puro jazz. O dándole la vuelta: corazón jazz rendido al más puro flamenco. Antonio Lizana, uno de más célebres músicos del nuevo flamenco jazz (pero mucho más), fue todo un homenaje al cuarto de siglo de historia de este festival en la Isla.