Tato Sáez, instalado en la Isla desde hace tres años, lleva prácticamente toda su vida estudiando las músicas del mundo desde una perspectiva antropológica. Ahora está sumergido en un proyecto sobre los ecos del pasado en la Isla.

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Un músico y un cineasta unen sus talentos para adentrarse en una propuesta musical muy diferente de lo que estamos acostumbrados. El primero es Tato Sáenz, el segundo Borja Alcalde y su proyecto se denomina ANVO, que en inglés hace referencia a las voces ancestrales. Madrileños ambos de nacimiento, pero muy viajados, sus caminos se han cruzado en Menorca, donde colaboran en un trabajo que recientemente ha desembocado en la edición de un primer álbum titulado «Nare Naa», disponible en plataformas digitales.

ANVO, explican sus responsables, es algo más que un proyecto musical al uso; es también una investigación sobre los cantos ancestrales y su trascendencia. Una apuesta artística en la que se funden la música, la naturaleza y la antropología para «profundizar en la voz como instrumento primordial, el más antiguo y poderoso que existe», defienden.

Un proyecto de raíz menorquina que emerge de las profundidades de una necrópolis. «Nace literalmente en las cuevas de Menorca», relata Alcalde, y de la profunda experiencia de Sáenz, quien durante los últimos años ha pasado horas y horas en el interior de cavidades como las de Cala Morell. Espacios donde ha registrado unos cánticos que posteriormente han sido regrabados y masterizados en un estudio para dar forma al primer disco del proyecto. Un álbum de tan solo 21 minutos en el que la voz es el instrumento principal, acompañada a veces por el sonido de un tambor una cuerda percutida y una flauta de bambú.

Un viaje «en el tiempo» el de ANVO que «explora sonoridades olvidadas y recupera el valor ceremonial y místico con la voz» defienden sus impulsores. Una exploración que no asocian a ninguna época en concreto. «No queremos que se identifique con cantos talayóticos», puntualiza Sáenz, quien asegura que la voz que sale es el resultado de una experiencia de la que se desprende «una sonoridad brutal».

El de ANVO es un proyecto en evolución, con mucho material en un archivo que sigue creciendo a través de un proceso de investigación que ahora se está acercando a un nuevo espacio, el de los yacimientos y cuevas en las zonas costeras de la Isla.

Experiencias sonoras

El material que publican no son canciones en sentido estricto de la palabra, sino más bien registros, dicen; y tampoco les gusta llamar a sus actuaciones, en las que Alcalde se encarga de la parte audiovisual, conciertos, sino más bien experiencias. Hasta la fecha han celebrado dos con muy buena acogida. Una en la cantera de Santa Ponça, en Alaior, y otra en S’Albufera, el edificio con una torre roja en el puerto de Ciutadella. Un camino de promoción del proyecto que se complementará con alguna experiencia más durante el resto del verano.