Desde la izquierda, Ruth Coll, Irene Palenciano, Josep Pañella, Joana Olives, Javier Delgado y Neus Vidal. | EDM

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«Dalt d’aquest turó els pintors Hans Hartung i Anna Eva Bergman Construïren el 1933 la primera casa d’estil racionalista de Menorca i hi visqueren fins al 1935». Ese es el texto que se puede leer en una placa que recientemente se ha colocado en un tramo del Camí de Cavalls, un mensaje que sirve como homenaje a la pareja de artistas que ha dejado un sello imborrable en la comunidad menorquina. Y es que estamos hablando de dos de las firmas foráneas de mayor trascendencia en el panorama cultural de la Isla durante los últimos cien años.

Se trata de un reconocimiento a los pintores, que en su día se instalaron en la zona de Cala Tirant, fruto de las diferentes actividades que este año se están desarrollando en torno a la exposición que actualmente acoge el centro cultural Ca n’Oliver y que se encuentra ya en su fase final de exhibición, «Menorca i la Llum del Nord. A partir de Hartung-Bergman».

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Imagen del monolito ganador del concurso en el marco de la exposición, firmado por Irene Palenciano.

Con motivo de la conmemoración de los 90 años desde la construcción de la casa en la que habitaron el pintor franco-alemán y la artista noruega, el alumnado de la Escola d’Art de Menorca fue invitado a participar en un concurso para la selección de la citada placa y un monolito, elemento este último que se instalará más tarde ya que según explican desde el centro educativo se necesita un permiso especial.

Así, los estudiantes de primero de Bachillerato Artístico que cursan la asignatura de Volumen, impartida por la profesora Joana Olives Martí, han trabajado durante meses en el estudio de la obra de los artistas. Todo ello con el objetivo de diseñar un monolito cuyas maquetas se pueden contemplar actualmente en Ca n’Oliver. Entre todas las piezas se seleccionaron las firmadas por Clara Taltavull Servera, Anna Mir Serra, Abril Escandell Jiménez y Júlia Fortuny Mantolán (que trabajaron conjuntamente), Lukas Isidoro Purcel e Irene Palenciano, cuya propuesta fue elegida como ganadora.

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El conjunto de las obras seleccionadas para la fase final del certamen.

Por otra parte, el alumnado del primer curso de Asistencia al Producto Gráfico Impreso, entre cuyas materias figura la de Fundamentos del Diseño, que imparte Josep Pañella, trabajó a fondo a partir de las fotografías de la casa y la maqueta que hay en el centro expositivo para su propuesta de placa. Entre las mejor valoradas, el jurado escogió la de Ruth Coll Marqués como ganadora, que llegó a la fase final junto a los diseños firmados por Arnau Gabarró Capó, Ana Sánchez Melgar y Juan Carlos Seguí Martí.

Las triunfadoras han recibido como premio dos vales de compra de 75 euros para adquirir material de Bellas Artes, pero sin duda el mejor reconocimiento es el de formar parte de un homenaje a la prestigiosa pareja de artistas. Todos los proyectos se podrán contemplar dentro del marco de la exposición. La iniciativa, además de la Escola d’Art, ha contado también con la colaboración del departamento de Medio Ambiente del Consell insular, la Fundación Hartung-Bergman y el Ayuntamiento de Maó.

[«Menorca i la Llum del Nord. A Partir de Hartung-Bergman. Las obras de los alumnos se pueden ver en el marco de esta exposición en Ca n’Oliver hasta el 24 de este mes].

El apunte

Retos artísticos que sirven para «encarar la vida real» fuera de las aulas

La Escola d’Art de Menorca, que se encuentra en la recta final para la preparación del nuevo curso (hoy es el último día para las matrículas), tiene por norma colaborar con instituciones diferentes «porque lo que queremos es que la educación salga un poco de las aulas», destaca el director de la escuela, Javier Delgado, quien recuerda que también han participado en iniciativas impulsadas por Hauser & Wirth o la Fundación Reynolds, por ejemplo. Lo que han realizado en el marco de la exposición sobre Hartung y Bergman no deja de ser «un simulacro» de lo que se pueden encontrar en la vida real, ya que los estudiantes han tenido que trabajar con «cuestiones técnicas muy precisas», explica el director. En otras palabras, un ejercicio práctico que podría equipararse al encargo de un cliente una vez que terminen sus estudios.