Dimitri Sturdza junto a los artistas residentes, Arim Andrew, Alexandra Mihailciuc y Peter Ngugi.

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El momento de «retomar con fuerza» las residencias artísticas en Mongofra Nou ha llegado. Así lo reconoce su responsable, el empresario Dimitri Sturdza, quien cree que es hora de seguir dando pasos adelante después del parón que supuso la pandemia. De hecho, la actividad se vienen retomando desde hace tiempo, pero no con estancias tan largas como las que están protagonizado ahora algunos creadores. La iniciativa, que tradicionalmente ha estado más cercano a artistas europeos, se abre ahora a nuevos continentes, como el africano.

Desde hace cerca de un mes, y durante aproximadamente unos diez días más, se alojan en las dependencias del proyecto conocido como Mongofra World Heritage los artistas Arim Andrew (Uganda, 1989) y Peter Ngugi (Kenia, 1978). Creadores que ayer departieron con un grupo de invitados a Mongofra, con la colaboración del Ateneu de Maó, sobre sus procesos creativos y sus experiencias artísticas.

Una forma de mostrar el proyecto cultural que arrancó en 2017 a la población local. Iniciativa, recuerda Sturdza, que consiste en abrir ese espacio «a través del contenido cultural». La      residencia artístia también tiene como uno de sus ejes principales el elemento gastronómico. «Creación artística para el alma y producto local para el cuerpo», resume el empresario. Este pone en valor no solo el espacio que se ofrece para dar rienda suelta a la creación, sino también a las sinergias e intercambios que se pueden dar entre artistas que no se conocen físicamente, como es el caso de Andrew y Ngugi.

«Está siendo una experiencia muy enriquecedora», dice Sturdza, quien insiste en la importancia del fomento de las relaciones personales más allá del taller de trabajo que ofrece Mongofra, y que se desarrollan en torno a una mesa repleta de producto local y de la que surgen interesantes tertulias. Una rama que, por otra parte, pretenden seguir potenciando a través de la agricultura ahora que cuentan con la calificación de finca ecológica desde hace dos años.

Un espacio «inspirador»

Una de las claves del proyecto, reconocen desde la dirección, es que Menorca en general y Mongofra en particular son unos espacios «muy inspiradores». Un valor en el que también ponen el acento sus inquilinos actuales. Explica Ngugi que durante esta estancia «estoy teniendo el privilegio de explorar el hermoso paisaje y las impresionantes vistas al mar». Una experiencia que, por otra parte, le está proporcionando mucho material «que asimilar como artista y creativo. El encanto y la tranquilidad de isla ha sido muy inspirador para mí», señala.

Su compañero de residencia Andrew define la experiencia como «bonita y muy gratificante». Al igual que Ngugi, destaca también lo inspirador que resulta el entorno natural, «del que he tomado cosas prestadas en mis paseos». Por otra parte, el artista africano destaca también a la población menorquina como «muy acogedora... Siempre da la sensación de que puedes entablar una conversación con cualquier persona».

El apunte

Un libro sobre los proverbios rumanos, un proyecto de Alexandra Mihailciuc

Otra de las residentes actuales en Mongofra es la artista multidisciplinar rumana Alexandra Mihailciuc, que está trabajando en un libro sobre los proverbios de su país y que a su juicio son «la puerta de entrada más rápida y valiosa para entender una nación». Su proyecto pasa por crear «un producto identitario que hable de la cultura rumana» sirviéndose de unos proverbios que «debido a que provienen de un lejano pasado, contienen piezas de sabiduría y una forma de ver las cosas y la vida».