El investigador es una de las voces invitadas a la tercera edición de las jornadas de reflexión y debate del IME

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La noticia es reciente. La artista Alicia Framis ha anunciado esta semana que se casará en verano con una inteligencia artificial (IA). Arte y tecnología, dos temas que este viernes y sábado serán también objeto de debate en Can Victori durante la celebración de la tercera edición de las jornadas de reflexión ‘Art i Contemporaneïtat’, que organiza el Institut Menorquí d’Estudis (IME). Un foro que reunirá a un buen número de voces entre las que figura el profesor, ensayista, matemático y pianista Lluís Nacenta.

Sobre Framis, el ponente entiende que su anuncio llame la atención, pero en el fondo estamos hablando de una performance artística, «de una provocación que lo que pretende es hacernos reflexionar a todos sobre a qué punto estamos llegando». Y es que puede parecer ya un mundo de ciencia ficción, un género que explica Nacenta ha servido en muchas ocasiones para plantear cuestiones similares. «Cuántas películas, novelas y series conocemos en las que la inteligencia artificial se vuelve contra la humanidad o desobedece a sus creadores», se pregunta el profesor, que recuerda que ya los clásicos de ese género nos cuestionaban sobre qué relaciones deberíamos establecer con los robots que nosotros mismos hemos creado. «La ciencia ficción es un entrenamiento muy interesante para luego afrontar la realidad», asegura.

Su ponencia en el foro lleva por título «Interseccions dels llenguatges científics i artístics». Y qué encontramos en el cruce de esos dos elementos que están más relacionados entre sí de lo que en principio podríamos pensar. «Normalmente el uso de lenguajes estéticos en la ciencia o del lenguaje científico en el arte están ocultos, solapados o se consideran una parte del proceso de trabajo que no es la que se tiene que destacar más en el resultado que luego se presenta», advierte el investigador, quien sostiene que «poner la lupa y el foco» sobre esa confluencia «es muy revelador, ya que genera productos artísticos o investigaciones científicas que a lo mejor de otro modo no se hubieran obtenido».

Una intersección que, avanza, promete tener muchos beneficios de cara al futuro. «Piensa que ahora estamos en una época en la que cada vez se necesitan más figuras que escapan a la especialización estricta. Toda la era moderna, desde la Ilustración, ha bebido mucho de la figura del superespecialista», recuerda el ensayista, quien opina que parece que nuestra economía, ciencia o el arte siguen todavía «muy vinculados» a esa forma de actuar. En ese sentido, argumenta que en el mundo contemporáneo hay muchos retos, como por ejemplo el cambio climático, o recientemente la pandemia, «que no se pueden afrontar exclusivamente desde una única especialización».

Arte e IA

En un panorama en el que cada día se habla más de la IA, el foro parece una buena ocasión para poner el foco también en cómo esta afecta al mundo del arte y la cultura. Hasta la fecha tenemos muchos ejemplos, en diferentes disciplinas, de que se puede hacer arte con una máquina, «lo que ocurre es que ello no quiere decir que el factor humano no sea fundamental», aclara Nacenta. Siguiente cuestión, ¿puede crear arte la inteligencia articial?: «No por sí misma», responde el investigador, quien puntualiza que la IA «es una máquina imitadora, y muy buena, que puede producir resultados verosímiles que imitan los comportamientos humanos, y por tanto sus procesos creativos».

Entonces, si encargamos a una máquina que genere una melodía, ¿no puede considerarse arte de algún tipo? «Considero que el arte es un quehacer profundamente humano, y sin el factor humano en algún lado de la ecuación, me atrevería a decir que no hay arte», responde Nacenta.

La IA se desarrolla una velocidad vertiginosa, pero según el experto no está lo suficientemente madura para que, por ejemplo, «pudiera ganar un premio literario serio». Volviendo a la ciencia ficción y esa temida rebelión de las máquinas, Nacenta, que trabaja codo con codo con científicos que desarrollan IA, señala que «nada en la tecnología actual hace prever que eso pueda ocurrir». Explica que hay un detalle que «no se suele remarcar, pero que hay que tener muy presente», y es que se trata de sistemas «tremendamente especializados». Y en ese sentido, sostiene que el primer paso «para poder llegar a una IA que pudiera escapar a nuestro control, tendría que ser una generalista, no especializada en una sola labor. Y eso a día de hoy está muy lejos», concluye.