Inmaculada Cegarra, en el momento de la firma simbólica con el alcalde, Lluís Camps.

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Consumada pintora profesional, a Ana Carreras Capó le encantaba pintar todo aquello relacionado con Menorca como gran amante de la Isla que era. Fiestas, costumbres, amaneceres… temáticas que también acabaría reflejando en sus propias obras.

Diez años después de su fallecimiento, una de sus hijas, Inma Cegarra, ha hecho efectiva la donación de once óleos pintados por su madre al Ayuntamiento de Es Castell. «Pese a ser mahonesa», como indica la propia Inma, se ha acabado cumpliendo el deseo de Ana y su familia, que no era otro que estas obras sobre personajes históricos relacionados con Menorca estuvieran a disposición de todos.

Desde el rey Alfonso III hasta el Duque de Crillón, pasando por Charles Stuart, Abu Umar, Aníbal Barca o Barbarroja. Todos ellos, con un papel importante y trascendental en la historia de la Isla y que fueron pintados en su momento por Ana Carreras, quien representó a través de la pintura la influencia de cartagineses, romanos, vándalos, árabes, ingleses o, incluso, de los famosos honderos.

El duque de Crillón.

Recuerdo de infancia

«Cuando era pequeña, solía hacer de guía en las exposiciones que realizaba mi madre cada verano. Les explicaba a los turistas ingleses lo que había hecho este personaje, por qué era conocido aquel otro...», recuerda Inma sobre las exhibiciones de los cuadros de su madre, los cuales solían estar relacionados con el trabajo de campo que llevaba a cabo su padre, Rufo Cegarra, antiguo militar con el cargo de Teniente del Regimiento de Infantería de Maó número 46.

Un hondero balear, plasmado por Ana Carreras.

De hecho, algunas de estas pinturas fueron cedidas en vida por su autora a museos como el Museo Nacional del Ejército de Madrid o el Museo Militar San Felipe de Menorca. No obstante, los cuadros donados al Ayuntamiento de Es Castell estaban cogiendo polvo en el sótano de la casa de la familia Cegarra Carreras hasta este último verano. «Hemos tardado mucho en abrir ese sótano. No lo habíamos hecho desde que mi madre falleció en enero de 2014», confiesa Inma, quien reconoce que la puesta a punto de los mismos ha sido «complicada». «El óleo es eterno, pero necesita sus cositas. Que si un material específico para limpiarlo, un correcto cuidado para evitar que aparezca el carcoma...», resume la hija de la pintora recordada como «Sa pintora de Rufana», la casa-estudio que abrió a principios de la década de los 80 en la carretera de Sant Climent y que acogió varias exposiciones hasta finales de los 90.

Sobre la donación, Inma reconoce que tan solo le ha hecho una petición al alcalde del municipio, Lluís Camps: «Lo único que le he pedido es que, si puede ser, la colección esté siempre junta. Es decir, que los cuadros nunca se separen», reconoce.

Mediante la donación de esta colección de once obras históricas, el legado de Ana Carreras y su Menorca quedan vinculados al pueblo de Es Castell.