El escritor menorquín, en su particular laboratorio de creación.

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Lluís Illescas Medina (Maó, 1986) es ingeniero técnico industrial. Trabaja en el Centro de Referencia Nacional de Náutica, un departamento ubicado en el Centre de la Mar. El menorquín se aplica para innovar en la formación del sector náutico, pero aparte de esa profesión tiene una gran pasión, la escritura. Recientemente ha sido noticia por ganar el certamen de teatro breve del Orfeó, pero también estamos frente al autor que firma el guion y la idea original de la serie «Favàritx».

¿Cuándo comienza su pasión por la escritura?

—Desde bien pequeño siempre he tenido muchas historias en la cabeza. Recuerdo con doce años estar ya escribiendo cosas. En el instituto participé en el concurso de Coca-Cola y comencé a descubrir que me gustaba y que se me daba más o menos bien dar forma a las historias. Por otra parte, en casa siempre se ha respirado mucha cultura, mis padres son unos grandes lectores, y siempre me llevaron mucho al cine y al teatro.

¿Hubo un momento clave para dar un paso adelante?

—Cuando cumplí los 18 iba a estudiar cine a Barcelona, pero no me atreví, me centré en la ingeniería, que también me gustaba. Con el paso de los años, cuando nació mi primera hija me lancé a recuperar la afición y comencé a hacer cursos, en el Ateneu con los talleres de escritura de Ana Haro y también hice uno de guion audiovisual con Violeta Barca-Fontana. Luego hice cursos a distancia y también aprendí mucho de manera autodidacta, leyendo guiones de teatro y cine. Pero una vez aprendes las bases, lo demás viene de escribir y escribir, hasta convertirlo en un hábito.

Y ha dado sus frutos. Recientemente se ha llevado el premio de teatro breve del Orfeó.

—Participé en 2023 con «El día que me quieras» y quedé en cuarta posición y este año he ganado el primer premio con «El Rèquiem de Beckett». Estoy muy contento porque con estos trabajos comencé a descubrir el mundo del teatro. Creo que una parte muy importante del premio es la posibilidad que te brinda el Orfeó de representar la obra. La dedicación e ilusión que le ponen toda la familia del Orfeón para que la obra se lleve a cabo es una pasada. Es un auténtico premio poder ver tu texto representado y vivir la reacción del público.

Se toma la escritura como mucho más que un hobby.

—Tengo un    buen trabajo que me gusta y por ahora lo compagino. Mi intención es seguir escribiendo y continuar participando en certámenes.

Hay quienes sostienen que escribir una obra de teatro breve implica mucha más dificultad que una larga. ¿Qué opina?

—Para el teatro breve puede que debas buscar un contexto de la historia algo singular o más original de lo normal, ya que no tienes tanto tiempo para desarrollar la historia o los personajes. A mi modo de entender, el teatro breve debe tener un plus en su contexto y algún que otro giro inesperado.

Pasemos a la televisión.    «Favàritx» es un proyecto que escribió hace años pero que no deja de crecer. ¿Cómo está viviendo su evolución?

—Estoy contento, emocionado y expectante. El 22 de abril empieza el rodaje y tengo muchas ganas de vivirlo. Es algo que me apetece mucho, también estar más cerca de ver el resultado final en plataformas y televisión. Cuando empecé a escribir la historia, después de sentarme con Kiko Domínguez y Dani Bagur, de Empàtic, para explicarles las ideas que tenía en la cabeza, ninguno de nosotros nos imaginamos que acabaríamos yendo de la mano de HBO.

¿Cree que la serie le podría cambiar la vida profesional de alguna forma?

—No creo. Yo voy paso a paso. La ilusión es poder seguir escribiendo más, hacer series, películas, teatro y todo lo que surja, porque al final todo es contar historias.

Creo que tiene también algún proyecto de cine en el cajón…

—Tengo un par de películas escritas y estoy acabando otras dos obras de teatro. La idea es empezar a mover el material, presentarlo en festivales, certámenes y también a productores.

¿Qué es lo que más le gusta del proceso de escribir?

—Hay varias cosas. Una es descubrir cosas; cuando escribes, aunque no siempre, porque a veces es totalmente ficcionado, intentas hilar conceptos de la realidad. Por ejemplo, cuando estaba con «Favàritx» me tuve que informar de cómo funcionaba la policía, cómo actuaba cuando aparecía un cadáver… Vas aprendiendo y descubriendo cosas, y eso me gusta. Escribir es una manera de aprender y descubrir el mundo. Por otra parte, disfruto y me lo paso bien cuando escribo.

¿Escribe a diario?

—Siempre voy anotando cosas en el móvil y varias libretas desperdigadas en casa para apuntar cuando me vienen las ideas, frases, diálogos, escenas… Es una de las recomendaciones de casi todos los cursos que he hecho, siempre tener a mano algo para apuntarlo en el momento.