El quinteto dejó para el recuerdo otra memorable velada del «Menorca Jazz»  | Bernat Casasnovas

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Si tras una única escucha, «Dedication II», el último disco del pianista Moisés P. Sánchez ya cala hondo, sus composiciones ganan muchos enteros en directo. La cuidada producción de un álbum para el que ha reunido al cuarteto que firmó hace 15 años la primera entrega de ese proyecto musical cobra una especial energía sobre el escenario. Eso es lo que ocurrió en el Teatre des Born, espacio que permite disfrutar de las distancias cortas y un muy buen sonido, factores que ayudaron a brillar tanto a los momentos más íntimos del concierto como en esos otros en los que el torrente musical de Sánchez y compañía se desborda.

El lanzamiento del primer volumen de «Dedication» marcó el horizonte artístico del pianista, que ha desarrollado una prolífica carrera junto al baterista Borja Barrueta y Toño Miguel al contrabajo. El cuarteto lo completa el saxofonista Javier Vercher, que emprendió otros caminos pero ahora sus destinos se han vuelto a cruzar. Y como no podía ser de otra forma, con la experiencia que acumulan, el reencuentro no ha podido más que mejorar el resultado. Una propuesta a la que, en algunos pasajes, pone la guinda la sugerente voz de Cristina Mora, que encaja perfectamente como un instrumento más.

«Hace 15 años éramos jóvenes… Teníamos lo que venía siendo ilusión, una planta que ha crecido y ha tomado valor y sentido con el paso del tiempo, algo que nos hace no perder el foco en por qué hacemos música», explicó al público Sánchez, muy comunicativo durante una velada en la que interpretaron casi íntegramente todos los cortes de su nuevo trabajo, a excepción de la partitura que cierra el álbum, que no llevan en el directo al incluir algún toque electrónico.

No se llenó ‘Es Born’, estuvo cerca, pero se vivió otra de esas noches especiales gracias al ambiente que se respira en una fecha icónica en el marco del veterano festival que organiza Jazz Obert. Y es que durante muchos años el Viernes Santo fue la fecha elegida para la inauguración de una propuesta cultural que sigue caminando con paso firme y una cuidada selección de artistas. Puede que Sánchez no sea un nombre popular para el público en general, pero de sobra es conocida su buena reputación por llevar años desarrollando un lenguaje propio y poliédrico con creaciones que no entienden de fronteras, un artista siempre valiente a la hora de abordar nuevos géneros.

«Dedication II» acaba de publicarse hace unos días, pero se nota que el directo ya viene rodado de lejos. Abrió la noche con «Good thoughts, right actions», un tema perfecto para presentar el espíritu del proyecto, composición que atesora a partes iguales la elegancia del jazz más clásico y el atrevimiento de sus vertientes más experimentales. Melodías que respiran libertad e improvisación, y que se inspiran también en ecos de los orígenes del proyecto, como en «Staying at Penns», un homenaje a ese hotel en que se alojaron en Nueva York en 2009 durante la grabación del primer disco del cuarteto.

El grupo solo se permitió una licencia para mirar al pasado repescando un tema de un álbum anterior, el corte «Simbiosis» de «Metamorfosis», que enlazaron con la melodía de «Melancolía», ambos con el plus de la voz de Mora. El punto álgido de la noche llegó con «The Monk», una montaña rusa de ritmos con la que homenajearon a uno de los grandes referentes de Sánchez, Thelonious Monk. No se hicieron de rogar con el bis y pusieron el broche a una nueva noche para el recuerdo del «Menorca Jazz» con la sugerente pieza «No one knows what will come», otra perfecta demostración de vitalidad y expresividad.