Agustín Buades, con Le-Senne, este miércoles en su despacho. | Jaume Morey

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El nuevo presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, pasó el primer día en su despacho en la Cámara entre reuniones con los letrados y con personal de la institución para cerrar el calendario que definirá la sesión de investidura de Marga Prohens. A su llegada al Parlament, el nuevo presidente respondió a los periodistas sobre la polémica causada por sus comentarios en las redes sociales y en sus artículos de opinión. «Mi ideología es la de Vox y lo que digo en los artículos es lo que pienso», aseguró.

Con respecto a uno de los tuits más virales, Le Senne explicó que era una respuesta a un tuit previo de Sonia Vivas en el que ella aseguraba que el tamaño del pene estaba relacionado con la beligerancia de los hombres. «Yo le contesté y se ha sacado sin poner que era una respuesta», precisa. En cualquier caso, también se defendió: «No soy un jenízaro ni un nazi». El nuevo presidente afirmó que ha recibido amenazas durante estos días pero, al mismo tiempo, ironizó al asegurar que está satisfecho de que lean sus artículos y de que se les dé mucha publicidad. «Ahora falta que los entiendan y los pongan en contexto», añadió.

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El número uno del Parlament afirmó que no considera contradictorio que el máximo representante de un parlamento autonómico defienda la supresión de las autonomías, que es uno de las principales exigencias de Vox. «Nosotros queremos reformar la organización del Estado y eso solo se puede hacer, de acuerdo con las normas y la Constitución, entrando desde dentro», dijo. «Es lo mismo que hacen los separatistas, que están en el Congreso y el Senado, pero no creen en la nación española. Llevan décadas desmontando el estado español y nosotros queremos lo contrario: desde dentro de las autonomías, ir viendo qué competencias se pueden devolver al Estado», aseguró.

El president afirmó que no se reconoce en algunos de los retratos que se han hecho de él estos días y aseguró que llega a la Cámara balear con el ánimo de traer «moderación, sosiego, tranquilidad y sentido común». Sobre este asunto, defendió que las dos lenguas oficiales se usen con normalidad en el Parlament, «con la misma normalidad que se usan en la calle».