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La presidenta interina del Govern en funciones, Mae de la Concha, mostraba este lunes ufana al presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, que los cimientos del Parlament no se vienen abajo por exhibir el emblema del movimiento LGTBI. A falta de bandera, De la Concha sacó el abanico arcoiris para compensar el temor a esa vuelta al blanco y negro a la que se refiere la izquierda cada vez que tiene ocasión. Los símbolos son importantes, como bien sabe el PP desde aquella ley de José Ramón Bauzá, y la presidenta interina del Govern en funciones quiso demostrarlo.

Marga Prohens presidirá a partir de este jueves un Govern en solitarioy también en solidario. Trabajará solidariamente con Vox para intentar hacer lo que dice el programa del PP. Esta solidaridad impuesta quedó patente en su discurso, casi al inicio de su intervención, cuando llegó el primer aplauso de Vox, en solitario y en solidario. Fue cuando anunció la comisión de seguimiento de los dos partidos para vigilar el cumplimiento del programa. A Vox le gusta el acuerdo, pero sobre todo le gusta esa sensación que poder que le da tener vigilado al PP.

La candidata Prohens fue muy dura con la candidata Francina Armengol en su intervención parlamentaria. Una aspira a la Presidència del Govern y la otra, al Congreso de los Diputados. Puede que haya un significativo intercambio de papeles entre ambas si Pedro Sánchez se lleva en unos días el susto que se llevó la izquierda balear hace unas semanas. También es muy probable que Armengol le devuelva el ataque en lo que, también muy probablemente, se convertirá este martes en el primer mitin de campaña electoral antes de que haya comenzado.

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Las caras en los escaños socialistas de y de Més eran un poema de terror. La izquierda no se esperaba un resultado tan catastrófico y los dos partidos que ahora liderarán la oposición han quedado noqueados. Las mismas caras se veían en las filas del Govern en funciones, pero también algo más; se veía desgana y una enorme pereza por tener que estar en un puesto que ahora mismo les sobra. JuanPedro Yllanes se ahorró el trago al presentar su dimisión, anunciada el pasado sábado; Miquel Mir, titular de Medi Ambient, también se lo ahorró, pero en su caso porque acababa de ser padre. Su sitio lo okupó la senalla de Mae de la Concha en una imagen que recordó la de aquel bolso de Soraya Sáenz de Santamaría convertido por unas horas en el último presidente del Gobierno que ha tenido el PP: Mariano Rajoy.

Vox también okupa. Se ha quedado con los escaños del centro del hemiciclo, ahora de extremo centro, pero también con el despacho que lleva ocupando Més, en este caso sin ‘k’, desde hace más de 20 años. Los de Vox han llegado con aire marcial a un Parlament que ya es suyo.

Hoy es el turno de PSIB y de Més, y también de la oposición. Vox va a ser el azote de Prohens en los próximo cuatro años y hoy se lo hará saber forzando que pierda la votación y tenga que someterse el jueves a una sesión de investidura. Ya le pasó antes a Jaume Matas, en el año 1996, pero entonces fueron los suyos quienes se abstuvieron. Matas venía de asesinar a otro presidente del PP, Cristòfol Soler, a quien nadie aplaudió cuando finalizó su discurso de investidura. Ayer no fue así. El PP se puso en pie para ovacionar a Marga Prohens. No es para menos: les ha devuelto la confianza... y los cargos.