Cientos de personas se desplazaron hasta El Toro para asistir a la Missa de Caixers y la celebración del Jaleo gracias al servicio de autobús ofrecido por el Ayuntamiento | Kika Triay

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Faltaban diez minutos para las 11 de la mañana cuando la qualcada coronaba la cima de Monte Toro. Habían pasado ya dos horas desde que los 41 jinetes que este año han formado la comitiva de las fiestas de Sant Nicolau en Es Mercadal fueran reclamados desde las 9 de la mañana por el fabioler Francesc Gomila.

Una vez en el santuario del Toro tuvo lugar la celebración de la Missa de Caixers, oficiada por la capellana, Francesc Tutzó, junto al sacerdote Llorenç Sales Barber. Durante la homilía, Tutzó lanzó a los fieles que llenaban el pequeño templo un mensaje en el que pidió por la «exaltación de la cruz» como un elemento «capaz de transformar transforma todo lo que toca» a pesar de ser un instrumento que «representa la tortura». Con un discurso cercano, y en el que no faltaron incluso guiños de humor con los participantes en la fiesta, concluyó su sermón recordando que «Dios no está para complicarnos la vida, sino para que no se pierda ninguno de los fieles que creen en él».

La celebración continuó con la tradición del aigua-ros y la bendición de los panecillos que se repartieron a la salida de la iglesia a cambio de la voluntad. Antes, Tutzó pidió un aplauso de reconocimiento para los jóvenes integrantes de la comisión de fiestas.


Dos horas de jaleo

Una vez terminado el ritual religioso de Sant Nicolau, los jinetes, acompañados por la orquesta Cap de Fibló, formaron fuera del santuario antes de cumplir con otra de las tradiciones, la de la entrega de las banderas que representan las fiestas que se celebran en el resto de las localidades de la Isla. Así, a las 12.40 horas, la capellana daba inicio a la celebración de un Jaleo muy especial, el de más altura entre todo los que tienen lugar en Menorca. La fiesta, en la que los más jóvenes representaron el papel más activo sobre la arena, se prolongó durante cerca de dos horas. El Jaleo concluyó después de dos vueltas y la entrega de las cañas de manos de un grupos de niños vestidos con trajes típicos menorquines.

Las fiestas de Sant Nicolau entraban así en su recta final. Tras la beguda de los caixers en la Posada del Toro, la qualcada inició de nuevo el descenso hasta Es Mercadal, donde a las 16.15 horas los jinetes despidieron, en la Plaça de l'Església, Sant Nicolau, las últimas fiestas patronales de la temporada. Para cerrar la celebración, la plaça de la Constitució acogió desde las 20.30 horas una verbena amenizada por la agrupación musical Oasis.

Las dos jornadas de fiesta se saldaron sin incidentes de importancia, según informaron fuentes de la Creu Roja. En total, se realizaron tan solo 11 intervenciones.