Diversión. Pinyeta Pinyol animó el ambiente en la carpa de la Plaça Nova. Por las calles, todo tipo de disfraces despertaron las sonrisas, como este grupo de peces y este chef a punto de cocinar unas gambas. | Josep Bagur Gomila

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Máscaras, disfraces, color, fiesta, música, y diversión, mucha diversión, llenaron ayer el ambiente de Ciutadella. La ciudad se convirtió en epicentro del ambiente canavalesco de la Isla, teniendo como eje central la carpa que cada año se instala en la Plaça Nova. En este espacio, el Carnaval empezó por la tarde con música y animación infantil a cargo del grupo Pinyeta Pinyol y continuó con el espectáculo familiar de Esport Art. Y es que primero fue el turno de los más jóvenes, que llenaron de personajes fanstásticos las calles del centro de la ciudad.

El ambiente se concentró en el eje peatonal, entre la Plaça de ses Palmeres y la Plaça des Born, con la animación espontánea de familias y grupos de jóvenes. Los atuendos brillaron por su diversidad: desde los más clásicos, como princesas, piratas y fantasmas a los más creativos y novedosos, como personajes del cine y la televisión.
A medida que transcurría la tarde, se fueron incorporando a la fiesta los mayores. Ya a primeras horas de la noche, la percusión resonó por el centro con la animada batucada del grupo Esclat. Tras el sonoro pasacalles, en la carpa actuó el grupo Som-hi. La fiesta fue animándose en la noche y el ambiente se repartió entre el Casino 17 de Gener, con el baile de Carnaval protagonizado por la Orquesta Huracán y el grupo Stat de Shock, y la actuación del Grup Sarau en la Plaça Nova.