Edificio. La eliminación del andamio ha sido el primer síntoma de la reanudación del proyecto - JAVIER

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La sociedad promotora Vives Llull SL ha reanudado las obras del bloque de viviendas situado en la entrada de Maó, en la esquina de las calles Vives Llull y Ciutadella.
Este complejo de pisos fue iniciado por la empresa Construcciones Delgado y Ferrer aunque una vez instalados los cimientos y la estructura la empresa se declaró en suspensión de pagos, a principios de junio del 1999. Una década después los ciudadanos verán reiniciadas las obras de un edificio clave para la fisonomía del municipio.

El complejo fue adquirido por el banco BBVA y a su vez comprado por la sociedad promotora de origen catalán. Tras unas negociaciones con el Ayuntamiento y fijados algunos acuerdos de mejora del diseño inicial, la sociedad Vives Llull presentó en 2008 un proyecto de ejecución de reforma interior y modificación de fachadas del edificio y esta semana se han retomado las obras.

El proyecto, que será ejecutado por la empresa Construcciones Alpera, contempla la eliminación de la fachada actual construida con termoarcilla, un producto cerámico que, según el arquitecto del proyecto, Bartolomé Martí, "no se había colocado correctamente". Se prevé reforzar la estructura con acero y fibra de carbono metálica y actuar en los forjados que no cumplían la normativa por motivos de altura. Supondrá por tanto la sustitución de forjados de 1,80 metros por otros de 2,60 metros. Además se van a distribuir los interiores de cada piso y se procederá a realizar sus acabados.

Otra de las actuaciones será solucionar el problema del garaje que es compartido por todo un conjunto de bloques de viviendas y que ningún vecino ha podido utilizar durante estos años por problemas con el acceso. El arquitecto informa que el sótano contaba con una entrada pero carecía de salida. Se contempla, por tanto, la redistribución del sótano que estará equipado con 90 plazas de aparcamiento. Cabe indicar que para solucionar el problema se ha creado una comunidad de propietarios del aparcamiento formada por los presidentes de los edificios implicados.

El bloque va a contar con doce viviendas de superficies comprendidas entre los 90 y 110 metros cuadrados. La gran mayoría contarán con tres o cuatro habitaciones, dos baños, lavadero, sala de estar-comedor y cocina, además de terrazas. El proyecto tiene un plazo de ejecución de dos años.

Fuentes de la promotora apuntan que serán pisos con mucha luz, térmicamente bien aislados y con acabados de primera. Prevén que salgan al mercado a precios competitivos.
Bartolomé Martí sustenta que el Ayuntamiento era el primer interesado en dar continuidad a unas obras que llevaban una década sin actividad y con una imagen deplorable. Un edificio que ha llegado a acoger 'okupas' en la zona superior a pesar de carecer de la totalidad de la estructura de la escalera.

La eliminación del andamio que ha permanecido en el lugar con graves signos de deterioro ha sido el primer síntoma de una nueva era para la entrada de Maó.