Religiosa. Recibió dos signos por su perseverancia en el servicio

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Es toda bondad. No cabe duda que 50 años viviendo de acuerdo a las virtudes vicencianas -humildad, caridad y sencillez- han forjado el carácter de sor Josefina Pérez Férriz e impregnado su entrega y servicio de ternura. Nacida en junio de 1938, el testimonio de las monjas que regentaban el orfanato de su Yecla natal animó a sor Josefina a ser Hija de la Caridad, lo que la trajo a Menorca, donde ha pasado la práctica totalidad de su vida como religiosa.

La labor docente, la dirección del Colegio San José de Maó y los servicios a la comunidad parroquial han centrado la vida de sor Josefina, quien se ha ganado el aprecio de cuantos la conocen y prueba de ello han sido las numerosas felicitaciones y los gestos de agradecimiento y cariño que se han multiplicado en este singular aniversario, "un empujoncito para seguir adelante", según su director espiritual, algo que ella comparte. Espera que los próximos 50 años- "no creo que llegue", advierte- sean de servicio.

¿Cómo está viviendo estos días?
Estoy muy emocionada, no esperaba tanto, y muy agradecida porque estos 50 años he recibido muchas gracias del Señor y he vivido con mucho gozo.

Una elección como la suya, ¿era más fácil antes que ahora?
Es muy difícil en cualquier tiempo. Ahora dejas más cosas, pero entonces también teníamos que renunciar a lo queríamos.

¿Cuál fue la mayor renuncia?
Dejar a los míos, a mi familia, aunque el Señor me ha concedido muchas gracias para dedicarme a su servicio.

¿Cómo ha evolucionado este servicio?
Todo evoluciona muy rápido. Nosotros en nuestro ambiente continuamos transmitiendo los valores cristianos y vicencianos, aunque cuesta más que antes porque los chicos tienen más que antes.

Pese a las dificultades, ¿una elección como la suya tiene validez hoy?
Por supuesto. Y el Señor sigue llamando, pero no sé si obtiene respuestas.

¿Les ha afectado lo de Haití?
Mucho, creo que han muerto unas seis hermanas, justo en el año en el que nos volcábamos en este país con motivo del 350 aniversario de la muerte de nuestros fundadores.

Vida de entrega y fidelidad al carisma vicenciano

La iglesia de La Concepción acogió ayer una Eucaristía de acción de gracias por los 50 años de entrega y servicio de sor Josefina, a la que asistieron alumnas y ex alumnas del colegio y fieles de la parroquia, entre ellos, niños que se sumaron con sus voces a la misa.

En el transcurso de la celebración, presidida por el padre Paul, director espiritual de la comunidad menorquina de las Hijas de la Caridad, se hizo entrega a sor Josefina de dos signos, símbolo de su perseverancia en el seguimiento de Cristo. El primero de ellos, una alcuza encendida, como manifestación de la entrega y la fidelidad vivida a la espera de la llegada del Esposo; y el segundo, las constituciones de la Compañía, manifestación del carisma vivido, siguiendo los pasos de los fundadores.