Celebración. La Eucaristía fue muy emotiva para todos y en especial para la profesa, que estaba afianzando su compromiso con Dios

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M.P.Arbalejo Ciutadella
La hermana clarisa Neus Melis realizó ayer por la tarde la profesión solemne en la iglesia del Real Monasterio de Santa Clara. La misa fue presidida por el obispo administrador apostólico Salvador Gimenez Valls, cuya celebración fue profundamente emotiva, y acompañada por los sacerdotes Sebastià Taltavull, Bosco Faner, Cristòfol Vidal, Bosco Martí, Gerardo Villalonga, Alberto Vidal y Jesús Maquiera.

Familiares y amigos llenaron la iglesia y acogieron con emotividad y sentimiento la celebración de la Eucaristía en la que Neus Melis se comprometió de forma permanente con Dios. "Cada uno debe descubrir su camino y éste es el que Dios ha elegido para mí", explicaba la hermana días antes de su ordenamiento y añadía que su misión es la de dedicarse a la vida contemplativa y rezar por el pueblo. A esto se refirió el obispo Salvador Giménez en la homilía: "Hay que concienciarse sobre la importancia de la vida contemplativa. Hay muchas comunidades que ruegan por la iglesia y por el mundo y éstas son las que nos hacen darnos cuenta de la importancia de la oración personal". Y continuó dirigiéndose a Neus Melis: "No debemos preocuparnos por el curso de la vida sino por el hecho de que Dios está presente en cada uno de nosotros. Neus, no debes tener miedo en tu nueva vida, lo que Jesús te regala es más importante y valioso". Además quiso recalcar que "debemos valorar la vida contemplativa y nadie debería plantearse el porqué de la existencia y la utilidad de los conventos y monasterios" y que "Neus debe ser, a partir de ahora y al igual que sus hermanas, un ejemplo de vida consagrada para todos".

Tras la letanía, la profesa realizó la bendición solemne, recibió la alianza de manos de la abadesa, Carmen Mesquida, y se entregó a "esta familia religiosa al servicio de Dios y de la Iglesia". Al finalizar la hermana tuvo palabras de agradecimiento para todos los presentes y en especial para el obispo administrador apostólico, sus padres y su familia religiosa.

El acto se caracterizó por la emotividad entre los presentes
Neus Melis recordaba días antes que en su casa no eran practicantes y confiesa que incluso para ella todo el mundo religioso resultaba extraño y lejano. "Pero cuando a través del centro catequístico de Sant Miquel conocí a Jesús me di cuenta de que él es el centro de nuestra vida", explicaba la hermana clarisa.
Ayer familiares y amigos se mostraban profundamente emocionados. "Soy muy feliz porque ella es muy feliz", comentó su madre entre lágrimas. Las hermanas clarisas también expresaron su satisfacción: "Es una gran alegría para la comunidad y para la Iglesia pero la alegría más grande es que éste era su camino y ahora es más feliz".