BIENVENIDA. El recibimiento al nuevo año estuvo cargado de buenas dosis de alegría

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B.G.C. Maó
La Nochevieja es una de las noches más mágicas del año. Y una ocasión tan especial merece una celebración por todo lo alto. Por eso, Menorca se vistió de gala para celebrar la velada del pasado miércoles y dar la bienvenida al nuevo año con la mejor cara.

Antes de dar paso a 2009, muchos menorquines apuraron hasta el último minuto para prepararse ante una noche tan especial. La tarde del miércoles fue tiempo de preparar la cena, las uvas y, para los menos previsores, incluso la vestimenta.

Tradiciones
En casa o en un restaurante, con amigos o en familia, la mayoría se vistió con sus mejores galas y puso su mejor sonrisa para despedir el 2008 y comenzar con buen pie el nuevo año.

Tras la cena, las campanadas y con ellas, las uvas. No hay que retar a la suerte. Como cada año, muchos mahoneses decidieron cumplir con la tradición en la plaza de la Constitució y bajo las instrucciones de Manolo Escalona. Con la última campanada llegó la explosión de alegría, algún que otro atragantamiento y el tradicional brindis para pedir los mejores deseos para el 2009.

Las tradiciones dejaron paso a la fiesta y al bullicio en las calles. Maó y Ciutadella fueron los principales núcleos de celebración aunque también en el resto de localidades se respiraba ambiente festivo. En Maó fue el grupo "Sarau" quien se encargó de animar la noche y de hacer bailar a jóvenes y no tan jóvenes. Este año, a diferencia de los anteriores, la música se trasladó al pabellón Sínia Costabella. Los bailes y las risas protagonizaron el primer tramo de una velada que fue larga. Ya entrada la noche, el puerto se convirtió en el centro neurálgico de la celebración y las ganas de fiesta y la alegría inundaron los bares, llenos hasta la bandera.

En Ciutadella el ambiente festivo comenzó en el casco histórico de la localidad. Las calles más emblemáticas de la ciudad se llenaron, tras las campanadas, de gente deseosa de celebrar la llegada del nuevo año y fueron el centro de la fiesta hasta bien entrada la noche. El bullicio se trasladó después hasta el puerto, principal punto de encuentro de los ciutadellencs. Al igual que en Maó, la música no dejó de sonar hasta la madrugada.

Con las primeras luces del día, aún muchos apuraban las últimas horas de fiesta. Los más enérgicos incluso tuvieron tiempo de degustar un sabroso desayuno antes de dar por finalizada la velada.

Tras la noche de fiesta, la calma se instaló en las localidades menorquinas. El escaso tráfico en las carreteras y calles y la escasa presencia de viandantes son el mejor testimonio de que ayer fue un día para recuperarse de los excesos de la Nochevieja.

Buenos deseos
Menorca fue la noche del miércoles la imagen de la alegría y de los planes de futuro. Y es que para muchos, el cambio de año es la excusa perfecta para pensar en nuevos proyectos y hacer alguna que otra promesa. El tiempo dirá si las buenas intenciones se hacen realidad. Otros se conforman con pedir lo de casi siempre, salud, dinero, amor y trabajo para disfrutar del nuevo año que empieza de la mejor manera posible.