EN AUMENTO. La proliferación de los pisos ha aumentado el número de comunidades de vecinos

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LL.A.C. Maó
La vida en una comunidad de vecinos también sucumbe a la crisis económica. Con la bajada de los ingresos, cuesta más pagar los recibos, y los administradores de fincas de Menorca han notado ya un aumento de la morosidad. Algunos vecinos dejan de pagar las cuotas de la comunidad, pero sobre todo, demoran el abono de las cuotas o solicitan la división de los pagos.

"Los vecinos piden ahora más facilidades que nunca para hacer frente a las cuotas de la comunidad", explican desde la oficina de Federic Fortuny, en Alaior. Esto se traduce en recibos más pequeños, o lo que es lo mismo, pagar mes a mes la cuota, cuando antes se solía hacer en un único pago anual. Esto multiplica el trabajo y los gastos de los administradores, ya que cada recibo pasado por el banco tiene un coste, y la diferencia es sustancial entre pasar uno solo cada año o pasar una docena.

Otra de las 'sorpresas' habituales de los administradores de fincas en estos tiempos de crisis es el aumento de los recibos devueltos por los bancos porque los vecinos no pueden pagarlos. En ocasiones, eso se traduce en que se acumulan varias cuotas que luego se satisfacen juntas, o en el peor de los casos, acaba con una demanda judicial para que se abonen las cuotas. "Están aumentando y mucho estos procesos", explica un administrador de la oficina de Juan José Mascaró, en Maó.
Un proceso que en la mayoría de casos culmina con el acuerdo entre vecinos y propietario para pagar las cuotas, aunque no sean todas de golpe, sí estableciendo fórmulas pactadas. En el caso de que esto no sea posible, el desenlace llega tras un proceso judicial que puede desembocar en un embargo. Preferentemente, se requisan cuentas bancarias y nóminas, que permiten aportar liquidez a las cuentas de la comunidad de propietarios. En el caso de que esto no sea suficiente, se puede llegar incluso al embargo de viviendas. "De momento, se nota un aumento de los embargos de cuentas y nóminas, pero no de edificios", explica el administrador.

COLECTIVO INMIGRANTE
El volumen de impagos en la comunidad de vecinos es mayor entre el colectivo inmigrante, según explica Monique Larrazet, administradora de fincas de Maó. "Los bancos les habían puesto muchas facilidades para adquirir una vivienda, y muchos de ellos compraron su casa sin tener en cuenta que tendrían que pagar una cuota de comunidad", explica. Ahora, muchos de ellos tienen problemas incluso para afrontar la hipoteca. "Vienen a la oficina y me enseñan su nómina y su cuota de la hipoteca, pero sintiéndolo mucho, una comunidad de propietarios no es una obra de caridad ni debe guiarse por los sentimientos, y algunas veces tenemos que proceder a avisarlos de un posible embargo", relata. De hecho, Larrazet constata un aumento muy considerable de estos avisos en Menorca.

El nivel de endeudamiento de algunos vecinos lo ejemplifica Larrazet con el caso de un inmigrante que adquirió una vivienda, y que ahora la ha alquilado a varias familias para poder pagar la cuota de la hipoteca. Él duerme en el coche, pero ha fijado una cláusula en el contrato de alquiler de la finca mediante la cual puede acceder a ella a diario para lavarse.