JUBILADOS. Su peso en la población menorquina aumenta año tras año

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LL.A.C. Maó
Que la población de Menorca está envejeciendo no es nada nuevo, pero sí lo es que este proceso por primera vez pone en peligro el recambio generacional en la población activa de la Isla. Es decir, que cada vez está más igualado el número de personas que se jubilan y el de aquellos que están en edad de empezar a trabajar.
Dos décadas atrás, en 1986, el número de menorquines de entre 0 y 14 años prácticamente doblaba el de mayores de 64. A partir de entonces, y durante 20 años, el número de jóvenes empezó a estancarse, mientras el de potenciales jubilados aumentaba sin parar. Así, el año pasado la diferencia entre los dos tramos de edad era mucho menor: 14.108 menores de 14 años, por 12.069 mayores de 65.

Si se traducen las cifras a realidades, la situación que se avecina, según el Observatorio Socioambiental de Menorca (OBSAM), es que "el recambio generacional puede estar en peligro". La población activa de la Isla podría disminuir si de cada vez entran menos jóvenes en el mercado de trabajo y, por contra, cada vez son más los que salen de él por su edad. De hecho, la estadística dibuja dos tendencias bien diferenciadas.

Por una parte, los jóvenes, cuyo número ahora parece estable. En los últimos veinte años se ha reducido el número de nacimientos, situación matizada últimamente por el índice de fecundidad de la inmigración.

En el otro lado se sitúan los mayores de 64 años. Su número aumenta sobre todo por el incremento de la esperanza de vida y también por el fenómeno migratorio, que ha acrecentado el número de personas adultas que buscan empleo.

Combinadas estas dos tendencias demográficas, el resultado es que la población joven pierde peso en la Isla. Así, en 1986 el 23 por ciento de la población de la Isla tenía 14 o menos años. En 2007, este sector de población solamente representaba el 15,6 por ciento del total de los menorquines. En cambio, la franja de edad potencialmente jubilada (65 años o más) se ha mantenido estable: en 1986 representaba el 13,8 por ciento de la población menorquina, y a finales de 2007 era prácticamente lo mismo, el 13,4 por ciento de los menorquines.