VENDIMIa. Las precipitaciones de este invierno prometen una buena producción este verano,

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LL.A.C. Maó
Lo de que nunca llueve a gusto de todos es dicho popular pero también realidad. La abundante lluvia de este invierno, muy por encima de la media histórica, ha despertado la queja resignada de muchos de los que trabajan en el campo... pero no de todos. Un sector puede beneficiarse del agua acumulada durante estos meses, y obtener buenos frutos: los productores de vino.

La viña es como la hormiga en la famosa fábula: acumula en invierno lo que luego aprovechará en verano. El presidente de la Asociación de Productores de Vino de Menorca, Andrés Martínez Jover, explica que ahora las plantas están dormidas. Es en primavera y verano cuando brotarán. Además, la vid es una planta que sobre todo crece bajo tierra. Sus raíces pueden llegar a adentrarse varios metros en la tierra, y aquí está la ventaja de las lluvias de estos pasados meses: "El subsuelo se está cargando muy bien de agua con estas precipitaciones, con lo cual si en verano tenemos déficit de lluvia nuestras viñas tendrán margen suficiente para vivir sin sufrir en exceso", explica Martínez.

La materialización de este buen invierno para la vid puede ser, según el presidente de los productores, una mayor producción en la vendimia de este año. A este buen inicio meteorológico hay que añadir, defiende Martínez, la mayor veteranía de los productores menorquines y de sus viñas, cuyo producto puede ser más abundante y aún de mayor calidad.

No obstante, los resultados de las viñas de este año no se podrán comprobar hasta 2010. En los próximos meses saldrán a la calle los vinos producidos en 2008. "Espero que sea el año de nuestra confirmación, ya que se comercializará una mayor producción y por tanto habrá más posibilidades de que la gente nos conozca", espera Andrés Martínez. Esto es así a pesar de que 2008 registró un otoño muy lluvioso, un invierno con menos precipitaciones y en cambio en primavera se registró bastante lluvia.

No obstante, todo dependerá de la meteorología de los próximos meses, pues no todo está salvado con estas lluvias invernales. Si el agua persistiera también en primavera la posibilidad de que las viñas enfermaran sería más elevada, pues la humedad favorece la presencia de hongos. Otro riesgo es una granizada en verano, como ha sucedido en otros años, que estropearía la uva que para entonces ya debe haber brotado. "Nosotros no hacemos el cuento de la lechera, sabemos que la meteorología es imprevisible, y no sabemos qué nos puede deparar en los próximos meses", concluye el presidente de los productores.